Al habla con Carlos Bustos, árbitro de primera división de fútsal


Carlos Enrique Bustos Caparrós, cordobés de 43 años y árbitro de Primera División de fútbol sala, le quedan apenas dos para jubilarse. Sin embargo, este año se ha propuesto al Consejo Superior de Deportes, tanto por parte del fútbol como del fútbol sala para que esa edad se amplíe tres años más. A día de hoy, la actividad se abandona a los 45 y la idea es llegar a los 48. El caso es que a nivel de FIFA y UEFA no ponen los límites, pero cada país es quien lo determina.

¿En otros países a qué edades se jubilan los árbitros?

Hay de todo. Tenemos países con 48 años, otros en 50 y los hay que los dejan hasta que se mueran en la pista pitando, como aquél quien dice. Pero, bueno, más o menos la media europea llega a los 48 o 50. Por ahí anda.

¿Y cuál es el camino para ser árbitro de Primera?

Al final es un compendio de un poco de todo. Lo primero es comenzar con algo. En mi caso, mi primer partido de fútbol sala fue como adjunto al cronometrador, es decir que me senté en una silla al lado viendo lo que hacía el cronometrador. Y los primeros partidos míos fue como cronometrador, luego, poco a poco, vas pitando partidos de niños, de adultos o de senior.

Los ascensos a Segunda División, por así decirlo, son a nivel andaluz. Es decir que a nivel provincial o de comunidad autónoma se van subiendo a los árbitros en función de lo que demuestren y de unas pruebas físicas que hay que superar, además de unos informes técnicos que nos suelen hacer cada equis partidos con un informador que viene y valora tu actuación con una puntuación. Al final de temporada a los árbitros se les califica a través de esos informes, más las pruebas físicas.

Así que hay años que subes más y otros que vas un poco a menos. Y se desciende más o menos también en función de eso. Pero si hay árbitros que se jubilan con una cierta edad, también hay menos descensos.

¿Desde cuándo es árbitro de Primera?

Ésta es mi tercera temporada. Es decir, desde la 2017-2018.

¿Qué hay que hacer mal para que un árbitro lo desciendan de categoría?

Nosotros anualmente contamos con entre seis y siete informes y pasamos dos pruebas físicas, una en verano que suele coincidir después del Puente de agosto, y otra justo después de Navidad, pasado Reyes.

¿Son duras esas pruebas físicas?

No me parecen duras. Esto es como todo. Como sabes, los árbitros de fútbol sala no somos profesionales, como sí lo son los de fútbol. Y nosotros tenemos nuestros trabajos. Yo soy militar y llevo 23 años en el Ejército, y por suerte para mí dentro de mi trabajo puedo practicar deporte por las mañanas. Aparte de eso, soy también árbitro de pádel, monitor de educación física en el Ejército, monitor de atletismo... Es decir, que el deporte es parte de mi vida el deporte y me mantengo físicamente bien, me gusta el deporte. Por tanto, las pruebas físicas que hacemos no es que sean fáciles, pero tampoco son excesivamente complicadas. Con una rutina normal se pueden pasar bien.

Se trata de entrenarlas un poco. Al ser fútbol sala son muy explosivas. Hacemos tres pruebas con cinco series de velocidad de 30 metros en 4,60 segundos, una segunda que la llamamos el trial porque se trata de cubrir los 20 metros del ancho de la pista de fútbol sala primero yendo y volviendo de cara (40 metros), se para cinco segundos, 16 metros de ida y 16 de vuelta en lateral, parar cinco segundos y otra vez de cara y así durante 11 minutos y aumentando cada vez más la velocidad. La última es de agilidad con unos conos con 20 metros de cara, cinco de lado otros cinco de lado y de vuelta.

Son lo dicho, explosivas, que requieren cambios ritmo, que es lo que nos pide el fútbol sala, en definitiva.

Al margen de esas pruebas físicas, ¿cómo se determina la calidad de un árbitro? Porque no todo es correr.

No, claro. Las pruebas físicas es un 'apto' o 'no apto'. En Primera se superan esas pruebas y punto. Donde ya viene el tener que demostrar otras cuestiones lo da los partidos. Va un informador, que normalmente no te dicen quién va, y éste te evalúa a nivel técnico, físico, disciplinario y está pendiente de tu reacción en las jugadas o si has controlado o no los banquillos y el juego. Hay muchos puntos en un informe.

¿Por qué decide un chaval o una chavala a quien le gusta el fútbol ser árbitro en vez de jugador?

Una de las razones es que cuando ya como jugador no vales un pimiento y te gusta el fútbol sala, en mi caso he jugado desde muy pequeño y llegué hasta juvenil, pero llega un momento en que tu nivel es el que es y no das para más. Te sigue gustando ese deporte y como árbitro es una manera de seguir conectado.

Yo tenía un amigo que estaba arbitrando y me llamaba la atención. Probé y la verdad es que fue bien, porque al final, de una manera u otra, he seguido enganchado a un deporte que me gusta, no jugando, pero sí como parte activa, que es lo que interesa.

¿todos los árbitros han sido jugadores o hay alguno que rompa esa regla y quiera arbitrar sin haber jugado?

No tiene por qué. No tengo la verdad absoluta, pero creo que la mayoría han sido jugadores, quizá no a un alto nivel, pero han jugado. En el caso de jugadores profesionales o semiprofesionales se retiran con más de 30 años y a esa edad ya no puedes ser árbitro, y pasan a ser entrenadores. Los chavales que empiezan más jóvenes, desde los 14 a los 20 años, han jugado a nivel bajo y al final sigues ahí como árbitro. Pero insisto en que no sé si es una tónica común.

¿Ha tenido tensiones con el público?

Tengo que decir una cosa muy clara: En el 99% de los partidos no escuchas a nadie. Estás metido en tu partido, pendiente del juego, y como va bastante gente de espectadores se escucha siempre un murmullo de fondo. Es cierto que ahora con la Covid, con mucha menos gente en la grada, se oyen más cosas que antes no las escuchabas con nitidez.

No deja de ser un poco desagradable. El año pasado una emisora de radio, creo que fue Onda Cero, me dio un premio por mi trayectoria en la Diputación, y estaba el alcalde de Córdoba, José María Bellido, en ese acto. Aproveché que estaban mi mujer y mis dos hijos para decir que era la primera vez que a un evento relacionado con el fútbol sala venía mi familia.

Es triste que después de 15 años arbitrando mi mujer y mis hijos no pueden ir a verme a un campo porque no creo que sea bueno que vean cómo alguien que está a su lado de forma gratuita me ponga como un trapo porque sí.

Aquí lo curioso es que hemos avanzado en igualdad de sexos, en evitar comentarios racistas, pero insultar al árbitro sigue siendo un deporte nacional y hasta puede resultar divertido eso de desahogarse con un '¡árbitro, cabrón!' y otras lindezas. Y nadie se ruboriza ni nada por el estilo. Es triste que eso sea consentido y sea considerado hasta gracioso. Es triste que mi familia o mis padres no puedan ir a un partido, porque no me da la gana de que tengan que aguantar esas cuestiones.

¿tiene la vista puesta en la internacionalidad?

No (contundente). Eso ya es imposible. La internacionalidad requiere tener un cierto nivel de inglés y tener una cierta edad. Si mal no recuerdo tienes que poder serlo antes de los 31 años, luego ya no puedes. Es cierto que he hecho mis pinitos en partidos amistosos.

Fuente: CORDOBA HOY


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