Frederik Imbo: como vencer la resiliencia en el arbitraje


El especialista en comunicación Frederik Imbo (Menen, Bélgica, 1975) se convirtió en árbitro de fútbol en Bélgica cuando se dio cuenta de que reaccionaba a cada pequeña cosa que le pasaba en la vida de forma estresada. En una entrevista a la BBC comenta que decidió convertirse en árbitro por su amor al fútbol y por su deseo de probar su resiliencia, pues era el tipo de exposición que necesitaba para controlar su problema, porque la gente casi nunca les grita cosas positivas o alentadoras a los árbitros.

"Soy el chivo expiatorio. Aparentemente, siempre me equivoco. Siempre es mi culpa. Y quería aprender a no tomarme todo esto como algo personal".

El arbitraje es una responsabilidad relativamente reciente para Imbo, asesor de comunicación en Gante, Bélgica. Es el fundador de Imboorling, una empresa que ofrece presentaciones, talleres y sesiones individuales para enseñarles a las personas a comunicarse de manera efectiva.

"Los hombres se tienen que trabajar mucho el ego y el miedo al rechazo, dos cosas de la masculinidad muy problemáticas"

Empezó a darse cuenta de que, con frecuencia, cuando se aferraba a cosas que otras personas habían hecho o no habían hecho, no era su cerebro consciente el que hablaba, sino su ego.

Podía decirse a sí mismo que la otra persona estaba teniendo un mal día y que no se trataba realmente de él, lo cual la mayoría de veces es cierta.

O podía admitir que a veces sí se trata de él: que a veces la gente está disgustada y lo ataca como resultado de sus acciones, y que simplemente necesitaba poder sentirse cómodo con esta idea.

"Dije, está bien, la mejor manera de evaluar esta teoría es encontrar un contexto en el que me ponga a prueba, en el que me exponga cuando se trata de no tomar las cosas personalmente".

No hay nada frívolo en ser árbitro tanto en el fútbol profesional como en el fútbol local. Puede ser insultante, intimidante, abusivo. "Los jugadores son realmente duros. Realmente, muy duros".

"Gritan lo que quieren. Se acercan mucho y dicen 'no sabes nada del juego', o '¿usas tu cerebro o qué?'. Así son los jugadores".

Por supuesto, el abuso contra los árbitros no es simplemente una cuestión de ego herido, sino una preocupación real en el deporte.

En 2018, había 7.000 árbitros registrados en Reino Unido y 200 decidieron abandonar el deporte, por temor o por haber experimentado ataques y amenazas de violencia por parte de jugadores, entrenadores e hinchas.

Pero independientemente de eso, incluso en condiciones normales, los árbitros necesitan mucha fuerza mental para lidiar con su crítico interior, sus inseguridades y todo el diálogo interno negativo que acompaña a sus ansiedades.

El lado positivo es que volverse mentalmente duro como árbitro puede ayudar en todos los aspectos de la vida.

Imbo utiliza una metáfora animal desarrollada por Marshall B. Rosenberg, el fundador de una teoría llamada "comunicación no violenta", para describir dos cualidades contrarias presentes en todos nosotros.

El chacal es autoritario y crítico. La jirafa es suave y fuerte al mismo tiempo. El primero "siempre está en su ego y quiere tener la razón". El segundo es amable y busca "conectar y comprender".

Vivir con ambos a veces se siente como una contradicción imposible de manejar.

"Para ser honesto, el núcleo de mi ser está mucho más relacionado con el chacal que con la jirafa. Sin embargo, mis valores están mucho más alineados con los de la jirafa. Realmente valoro el respeto y la igualdad, pero soy muy rápido para entrar en mi chacal".

Pero el punto no es elegir entre uno u otro, sino dejar espacio para ambos.

Si toma una decisión incorrecta durante un partido, por ejemplo, Imbo dice que le gusta acercarse al entrenador ofendido y reconocer el error.

"Yo digo, ¿podemos hablar de esto? Y eso es todo lo que tengo que hacer. El tono de su voz cambia inmediatamente, porque te comunicas con la intención de conectar. Su ego baja [la guardia] y el lenguaje corporal cambia".

"Desde el momento en que se reconoce el ego, hay espacio para la vulnerabilidad y en el 90% de los casos el entrenador dice: 'Sí, cometiste un error, pero mi reacción tampoco fue muy respetuosa'”.

Aceptar las críticas puede ser difícil, pero de ahí proviene la verdadera lección.

Como resultado de convertirse en árbitro, Imbo se siente feliz "de una manera más sostenible". Pero no necesitas soportar abusos para llegar a las mismas conclusiones, por supuesto.

Fuente: BBC


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