La
tarde del 15 de julio de 1979, Pedro Antonio Castellino y sus jueces de línea,
Oscar López y Carlos Luna, dirigían el encuentro entre el Luján Sport Club y el
Independiente Rivadavia correspondiente al torneo oficial de la Liga Mendocina
de Fútbol (Argentina).
El
partido transcurría por cauces normales hasta que, en el segundo tiempo, el
árbitro Castellino consideró un tiro libre indirecto para Luján, en lugar del
penal que reclamaban los locales. Las protestas se convirtieron en insultos y
el juez expulsó a dos jugadores y al técnico. La policía ingresó a calmar a los
exaltados y fue cuando el oficial subinspector Salinas cruzó unas palabras con
Castellino y ambos se dirigieron a los vestuarios.
En
menos de 5 minutos el oficial de policía informó que “A Castellino le fue
aplicado el Código de Faltas de la provincia de Mendoza en sus artículos 24 y
55, por lo tanto, el partido se ha suspendido y el árbitro queda detenido”.
El
asombro fue general y el público, que llenó la cancha de Luján (unas 4.000
personas), se retiró en orden sin producir desmanes, luego de escuchar el
anunció la suspensión, desde los altavoces del estadio.
A
Pedro Castellino se le atribuía la infracción al artículo 94 del Código de
Faltas, que decía: “Los jueces y árbitros, que, por desempeño negligente,
provocaren con su actitud, incidencias entre jugadores o público, que por su
magnitud hiciera necesaria la suspensión de la justa deportiva, serán
castigados con arrestos hasta de 10 días y multa de 100 pesos”.
Lo
ubicaron en la oficina del subcomisario para instruirle el sumario, habían
pasado dos horas de su detención y al árbitro lo llevaron a otra dependencia
policial para tomarle las impresiones digitales.
A
las 21.15 Castellino junto a su abogado y toda la gente que lo respaldó, pudo
dejar la Comisaría en donde había estado detenido por más de 3 horas.
El abogado del colegiado anunció “una vez que finalice la actuación
policial, dirimirá el asunto ante el juez de Faltas en el Palacio de Justicia,
asegurando que allí surgirán las evidencias que darán la razón a mi defendido”.
Este incidente de la detención quedó como un hecho histórico en el
fútbol local y nacional.
Castellino, tenía 31 años, siguió dirigiendo grandes partidos, fue un
comerciante próspero y se convirtió en un docente didáctico y querido. Fue
presidente del Colegio de Árbitros de la Liga Mendocina y de la Liga
Sanjuanina, fue nombrado Instructor Nacional por la AFA, ejerció como profesor
de la Escuela de Periodismo Deportivo y por muchos años también fue periodista
radial en varias emisoras con su programa El Tribunal de los Árbitros. El 21 de
setiembre, a los 71 años, dejó esta vida llena de recuerdos, anécdotas y ese hecho
llamativo de su detención por ocurrencia de un policía.
Fuente:
EL SOL
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