60 años arbitrando y sigue en el mundo arbitral


(Foto: XOAN CARLOS GIL)

Carlos Rabadán (Vigo, 1936) comenzó a los 17 años y paró a los 77, ahora elabora informes para el programa Vigo en Xogo
“Nunca había jugado, me metí a los 17 y desde entonces, 60 años sin parar, hasta los 77 que me dijeron que ya estaba bien”, cuenta. Recuerda perfectamente el primer partido que dirigió, con el que empieza una lista a la que le calcula miles de encuentros por toda la geografía española, desde escolares en Vigo hasta Segunda, su tope. “El primero fue un Casal-Nieto. ¡Xa choveu! Un señor que conocía me dijo que me fuera al partido con él y me dejó allí abandonado. Mi preparación no era mucha y estaba nervioso, pero con garra se sale adelante”.
De los primeros tiempos recuerda sus viajes en tranvía hasta que ascendió a Segunda y se compró un coche. “Con mi R8 recorrí toda España: Barcelona, Cádiz, Valencia... Fui a muchos sitios, ¡a todas partes!”.
Pero si de algo está orgulloso es de “no haber tenido nunca problemas con nadie. Mira que en aquellos tiempos no era fácil arbitrar, había que tener.... Y el fútbol no era como hoy, que todo se mueve por dinero”.
Una de sus mayores satisfacciones es el cariño que recibe desde hace años. En forma de premios como el de la Fundación Vide a su trayectoria que recogió hace pocos días hasta de muchas de las personas que se cruza por la calle y a las que en muchas ocasiones él no es capaz de recordar: “Me acuerdo de arbitrar en barrizales, en campos en los que salían los troncos de los árboles para arriba, ¡los árbitros de ahora no se imaginarán lo que era eso! Hoy son muy delicados. ¡Entonces cogíamos cada mojadura!”.
Relata que cuando ascendió a Segunda siguió su filosofía de siempre: “A mí no me preocupaba quién ganara o si empataban, yo no conocía a ninguno. Trataba de ser recto siempre”. Le marcó un partido en Carabanchel en que cometió un error y le costó caro. “Cambiaron la tanda de penaltis y me equivoqué. El responsable de los árbitros me dijo: ‘Con el arbitraje tan bueno que has hecho en tu vida, ¿cómo te equivocaste? Pero metí la pata. Ese año iba a ascender a Primera. Duele un poquito, pero no me muero por eso. La vida es así”.
Con 77 años, llegó el momento de dejar de arbitrar en Vigo en Xogo, donde ahora asume otro rol. “Veo partidos y hago informes. Así no me aburro”.


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