Figura vapuleada en el fútbol: El árbitro asistente

Ser árbitro asistente nunca ha sido fácil puesto que además de realizar su función y al realizar su trabajo en una zona más cercana a las gradas se convierte en el primero de recibir las protestas, insultos o agresiones desde las gradas.

Normalmente, todos los que ingresan en el arbitraje tienen la intención de ser árbitros principales de primer nivel, pero llegado el momento y por diversas circunstancias se derivan hacia el papel de árbitro asistente.

Pablo Pozo, ex presidente de la Comisión de Árbitros de Chile así lo explica: "Todos parten queriendo llegar a ser árbitros, estar en la cancha central y no en la línea. Por una parte económica también (el juez cobra casi el doble que el línea por partido), pero después la Comisión les recomienda y aconseja a algunos ser asistentes. Por un lado se pierde protagonismo e ingresos, pero si lo tomas de otra perspectiva, puede ser mejor, porque para llegar a un Mundial son dos cupos y no uno, la opción de oportunidades es doble".

A partir de esta decisión, el árbitro asistente cambia su desarrollo:

En lo que respecta a lo teórico, si bien debe conocer todas las reglas de juego, la Regla de Juego 6 le concierne particularmente.
Su preparación física varia puesto que si un principal llega recorre un promedio de 12 kilómetros por partido, el asistente no alcanza ni a la mitad, pero lo hace a mayor velocidad y con mucho sprint. Además cambia su forma de correr puesto que la mayoría de las veces lo hacen de lado.
También la forma de ver el partido es diferente, se dice que los asistentes deben tener tres ojos: uno en el balón, otro en el jugador que marca la línea y el tercero para ver quién golpea la pelota (Por ello, algunos se guían escuchando el golpe del balón)

Pozo afirma que para ser un buen asistente se necesita los siguientes requisitos: "Muy buena condición física, mucha concentración, rapidez mental, y tener coordinación con el principal es clave, porque debe ser su asesor, su confidente”.