El reproche de Carlos Rabadán, mejor árbitro LNFS 2016-17

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Tras sus espaldas lleva 21 temporadas en el arbitraje, 15 de ellas en la élite del arbitraje del fútbol sala español, el mejor árbitro de la Liga Nacional de Fútbol Sala de la temporada 2016-17, Carlos Rabadán (Valencia, 1975),  denuncia los comentarios ofensivos que reciben desde la grada, sobre todo aquellos provenientes de los niños: “Aunque aún se siguen dando comentarios muy desagradables, el trabajo de la FIFA y de otras instituciones para erradicar los insultos ha sido muy productivo. No se puede controlar las palabras que dicen los adultos desde la grada, pero sí las de los más pequeños, ya que duele mucho cuando se escucha el insulto de un niño. Ellos reproducen las palabras de los mayores”.
¿Feliz al haber sido premiado como el mejor árbitro de fútbol sala de España de la temporada 2016-17?
Recibo el premio a una gran temporada, pero no me considero el mejor árbitro de España, ya que para tener esa distinción hay que tener una trayectoria de muchos más años. Me enorgullece recibir este galardón en una gran temporada para todos los compañeros, aunque no es nuevo. El nivel arbitral en España es muy alto.
¿Cómo y cuándo empieza en el mundo del arbitraje?
Todo empezó hace 21 años, Una persona de la falla, y amigo de mis padres, que era árbitro del Comité, organizaba campeonatos en los que yo jugaba y pitaba a otros chavales más pequeños, y en uno de esos partidos vino gente del Comité, me vieron arbitrar y me propusieron que me dedicara a esto. Yo por aquel entonces, que tenía 20 años, quería seguir jugando a nivel local, pero cuando lo dejé me apunté a un cursillo. Empecé desde abajo y fui ascendiendo muy rápido. Ahora se ha convertido en una forma de vida. Llevo más de media vida arbitrando y el arbitraje forma parte de mí, de mi día a día, de mi pareja, de mis familia, de mis amigos.
¿Qué significado tiene el arbitraje para Carlos Rabadán?
El arbitraje forma parte de mi vida. Aunque pueda parecer una exageración, no concibo el día de mañana sin mis madrugones y partidos del fin de semana. El final se acerca, ya que tan solo me restan dos años para los 45 –fecha máxima para arbitrar–, pero voy a disfrutar de mi pasión hasta el último segundo.
¿Se puede llegar a vivir del arbitraje?
Duele decirlo, pero en el fútbol sala no, al menos ahora mismo. Cobramos muchísimo menos que un árbitro de fútbol, así que nos lo tomamos más como una afición que como un trabajo, sino sería imposible. De hecho, aparte de arbitrar, trabajo como enfermero en un centro de salud.
Colaboras con la instrucción de los más jóvenes, ¿será tu faceta cuando se retire?
En varios años tengo que dejar el arbitraje, porque a los 45 no podemos continuar, aunque yo lo haría. Pero sí, mi objetivo es seguir vinculado al Comité. Hoy en día soy la persona que lleva la coordinación de la Comisión de capacitación. Estamos dando grandes pasos y cuando deje el arbitraje serán mayores, porque podré dedicarle más tiempo. También me motiva guiar a nuevos árbitros, lo estoy haciendo con mi nuevo compañero, Pablo Delgado, lleva solo tres años y trato de instruirle y motivarle, como hizo conmigo Paco Rodríguez, para que logre las cosas que a mí me han quedado en el tintero, como ser árbitro internacional.
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