José Alaniz, reinsertarse en la sociedad como árbitro de fútbol

Alaniz es el mayor de cinco hermanos, durante su estancia como interno del Penal estudió teatro e hizo un curso de computación: “Tengo el secundario completo, aproveché el tiempo a full; este curso, mientras estuve privado de la libertad, me ayudó a replantearme cosas y a despejar mi mente con las horas que podía tener los días de cursada (martes y jueves con clases teórico – prácticas)”.
Francisco Noguera, uno de los impulsores del proyecto junto al exárbitro Luis Oliveto, recordó sus sensaciones al iniciarse el curso, en noviembre del año pasado: “Al principio no sabía cómo explicar las reglas del juego y del arbitraje porque está muy ligadas a la idea de justicia y tenía que ser cuidadoso con ese tema allí pero me llevé una gran sorpresa porque pude hablar de todos los temas con total soltura”, señaló.
El curso tiene un sustento social. Oliveto lo dicta en la Unidad 9 del Penal de La Plata en el programa llamado “Deporte por Penales”. En San Luis, Noguera tiene 24 alumnos internos con el apoyo del Ministerio de Deportes, el aval de la Liga Sanluiseña y de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) de la cual es formador de árbitros a cargo de los cursos nacionales y de la EFAS (Escuela de Formación Arbitral Sanluiseña).
Durante las prácticas, dentro de la unidad penitenciaria, Alaniz tuvo que dirigir partidos entre los penitenciarios, una situación especial de impartir justicia entre los que lo cuidaban a él: “Al principio tenía nervios, hasta que entré en confianza y en eso me ayudó mucho el ‘Pancho’ (Noguera) quien me enseñó a formar el carácter. Yo debo ser la autoridad en el campo de juego y el que debe tomar las decisiones. Nunca tuve problemas porque ellos me respetaron siempre y yo a ellos”.
Esa formación que le dio el curso, le generó a José Alaniz otra perspectiva de ver la vida y así lo reflejó en sus palabras: “Afuera tenía amigos pero nadie me visitó salvo mi familia. Mi madre estaba sola con mis hermanos y a veces faltaba qué llevar a la mesa. Estando dentro sentía impotencia y sufría mucho. Eso me ayudó a sentar cabeza y quiero disfrutar de ella, de mi mujer y mi hija de dos años”.
El dictado del curso planteó, desde el primer momento, la salida laboral, la integración e inclusión dentro de la sociedad. En el caso de Alaniz, hoy en libertad, se recibirá de árbitro en la escuela de Villa Mercedes (su ciudad natal) en poco más de dos meses: “Les estoy agradecido a todos los que me ayudaron, a las autoridades de la Penitenciaría que me permitió tener la posibilidad de hacer el curso, a mis compañeros internos que me ayudaron a no bajar los brazos y al Ministerio de Deportes que trajo esta propuesta de la mano de Noguera. Cometí un error pero el curso me cambió la mente. Salí con un pensamiento bueno. Quiero reinsertarme en la sociedad como árbitro, con ganas de trabajar y dirigir la Liga Mercedina”, aseguró.
El nombre del curso: “90 minutos de libertad” lo acordaron Noguera y los internos, y “Pancho” explicó el porqué: “Cada vez que un chico (la edad tope para iniciar curso de arbitraje AFA es de 23 años) salga a dirigir, tendrá 90 minutos de libertad para pensar, tomar decisiones importantes y demostrar que uno puede cuando le pone ganas y eso lo aprendió en el Penal”, puntualizó.
Finalmente, Alaniz manifestó: “Todo lo que estoy haciendo es porque quiero salir adelante, estar en libertad y con una salida laboral; es una nueva etapa de la vida. Me doy cuenta de lo mal que hice y pido disculpas. Estoy arrepentido”.
Esta es la historia de José Alaniz, que ahora en una cancha de fútbol marcará con sus fallos arbitrales, el valor de lo que está bien y está mal.
Noticia e imagen: http://agenciasanluis.com/

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