Exigen árbitros más seguridad

Martín Huerta desde hace 30 años, cada fin de semana, prepara su uniforme y ‘tacos’ para ir a los campos de fútbol amateur, donde arbitrea cada partido como si fuera una final.
Al igual que todos los jueces de este deporte, tiene que aguantar desde mentadas de madre, golpes y hasta balonazos, al grado de llegar a ser ‘inmune’ a estas agresiones.
Aquí no hay distinción a la hora de recibir una agresión: ya sean en partidos de la Copa Mundial, Primera División, Ligas de Acenso o amateur, los recordatorios del 10 de mayo son parejos.
El gusto y pasión por el balompié lo llevó de ser jugador a juez, y aunque es un trabajo de medio tiempo, él lo vez más como un ‘hobbie’.
La concentración es la clave para que estas personas no le hagan caso a los comentarios que se escuchan entre las porras.
Antonio González lleva 21 años como árbitro de juegos amateur. Entre su anécdotas, recordó una ‘corretiza’ que le pusieron en lo que era el estadio Revolución.
“A mi me tocó una agresión en el estadio Revolución, antes de que lo tiraran. Era una final de ascenso y pues el equipo perdedor no aceptó su derrota, así que las agresiones no se hicieron esperar”, comentó Antonio González.
Alfonso Aguilar lleva apenas 4 años pitando partidos y mencionó las diferencias que hay cuando se es jugador a cuando se es árbitro.
“Cuando yo era jugador le discutía decisiones al árbitro, ahora yo lo entiendo y debemos entender el papel que tiene en un campo; por lo general, sólo somos un árbitro en cada partido”, reiteró.
FFalta seguridad
Los 3 árbitros coincidieron en lo mismo: hace falta la presencia de policías en estos partidos, para evitar algún conato de riña.
La violencia se hace presente casi todos los fines de semana, ya que la combinación del alcohol con la adrenalina termina con lo que debería ser una práctica del deporte del balompié, para convertir las canchas en cuadriláteros de lucha.
“Nosotros, como arbitros, no sólo tenemos que andar cuidando el partido, también nos cuidamos de las porras”, mencionaron.
El árbitro Antonio González comentó que han bajado muy poco los índices de violencia en las canchas donde se realizan estos juegos, pero aún la venta de alcohol sigue siendo mucha.
“En casi un 80% de los campos hay venta de alcohol, pero no hay ningún elemento de seguridad para que resguarde la tranquilidad del juego”, reiteró.
Estas son historias diferentes, pero el gusto por el fútbol los llevó a un mismo lugar: las chanchas, en donde cada fin de semana, a parte de cuidarse de los jugadores, tienen que cuidarse de las porras, en caso una mala decisión.
Noticia e imagen:http://www.am.com.mx/

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