Florencia Romano quiere hacer una película sobre su vida


Después de duras peleas y conflictos institucionales, el 4 de abril de 1998, Florencia Romano se convirtió en la primera árbitra de Argentina. Fue designada para el partido por el ascenso de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en la Primera D que jugaron Victoriano Arenas y Muñiz.

Florencia Romano  (San Miguel de Tucumán, 1970), estudió en una escuela secundaria técnica de Tucumán donde recibió el título de Maestra Mayor de Obras y cuando llegó a Buenos Aires, a los 24 años, quiso profundizar sus conocimientos estudiando arquitectura.

Hoy es artista plástica, hace exposiciones con sus creaciones y también se apasiona por la escritura, ya sea con la poesía como con la prosa. De hecho, en una entrevista reciente, reveló que está estudiando cine y escribiendo un guion para hacer una película sobre su vida.

En ese libreto estarán contados sus orígenes, cuando quería jugar al fútbol y, como las mujeres no lo jugaban, ella se camuflaba entre los hombres: pelo corto y un nombre falso para la inscripción, Roque, que buscaba allanarle el camino. Claro que esa “trampa” no funcionó por mucho tiempo. Y, quizá, motivada por la sensación de injusticia que sintió por tener que simular lo que no era para jugar, pensó en el arbitraje como una opción.

Además, entendió, no había algo que impidiese que una mujer dirigiera fútbol de hombres, considerando que no se podían argumentar diferencias técnicas o de conocimiento, porque podía estudiar, hacer cursos y tener las mejores notas (como las tuvo) ni tampoco diferencias físicas, ya que debía correr la cancha para impartir justicia y no para competir con los futbolistas.

Florencia, cursó y aprobó con uno de los mejores promedios, pero en la Liga Tucumana no la dejaron dirigir. Y en Buenos Aires (1994), a través del SADRA (Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina), volvió a hacer el curso de manera brillante pero desde la AFA ponían trabas para que dirigiera.

Cuando vio que, por más cursos que hiciera, la decisión de la AFA era no darle lugar, acudió a la vía judicial. Primero mandó una carta documento y como no tenía respuesta ni solución, fue a la puerta de la Asociación del Fútbol Argentino e hizo una huelga de hambre.

Florencia Romano denunció a Grondona por discriminación y el poderoso dirigente debió retractarse ante el Congreso de la Nación y la Secretaría de Derechos Humanos.

Era el triunfo más importante de su vida y el que le abrió las puertas para cumplir su sueño, aquel 4 de abril de 1998. Luego se convirtió en árbitro internacional (FIFA) y hasta llegó a dirigir en el Mundial de fútbol femenino en 2003.

Pero el presidente de la AFA le anticipó el futuro en tono amenazante luego de la huelga de hambre:

“Cuando estaba en Suiza -le relató Grondona- un presidente de una Federación me dijo: ‘Hay una chica en la puerta de tu casa` y me mostró el diario. A vos, por hacerme quedar como un pelotudo afuera, a nivel internacional, no te voy a echar nunca: pero tampoco vas a ascender”.

Fuente: TN


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