El rendimiento físico del árbitro y el ácido láctico


El ácido láctico o lactato, es la sustancia que nuestro cuerpo genera durante la práctica de la actividad física cuando nuestro organismo no puede obtener energía a través del oxígeno. Los preparadores físicos creían que esta sustancia era la causante de las agujetas, los calambres, lesiones deportivas o la acidosis, y durante un tiempo fue el ‘enemigo a combatir’ por los expertos en salud y ejercicio físico.
Sin embargo, la medicina del deporte dejó claro que todo esto era un error. Que no existe relación, por ejemplo, entre las agujetas y el lactato. Y que el ácido láctico no tenía por qué ser un impedimento para el alto rendimiento del deportista, sino que incluso, si lo sabes controlar, se puede convertir en un aliado tanto para mejorar su actividad física y rendimiento como por salud. De esta forma, se podría aplicar la intensidad necesaria con la seguridad de estar haciendo las cosas de la mejor forma posible.
Hay que conocer el nivel de ácido láctico que generan los deportistas durante su actividad física para poder exprimir la energía producida por el lactato y evitar la acumulación innecesaria que causa la fatiga muscular.
Se debe medir el ácido láctico, porque éste es utilizado por los músculos adyacentes a los que lo producen favoreciendo la movilidad del mismo. Esto significa que los entrenamientos de alto rendimiento no deben dirigirse a retrasar o eliminar la aparición de ácido láctico, sino a que el organismo tolere, de la forma más adecuada el lactato, el máximo de tiempo posible. Y además evitar su excesiva acumulación en zonas concretas provocando fatiga.
Los métodos más efectivos para medirlos son realizados en laboratorio, pero es evidente que esto tiene un elevado coste. El método más ‘casero’ y económico es el test de Conconi. Una forma de realizarlo es correr siguiendo unas normas, como empezar a 10km/h y aumentar 0,25 km/h cada 100 metros. Cuando no se pueda aguantar más quedará establecido el límite de su umbral anaeróbico.
Sin embargo, en el mercado existe el Lactate Pro 2, un sencillo aparato a un precio asequible que funciona de manera electrónica, en tan sólo 15 segundos y con una pequeña muestra de sangre que se obtiene del dedo o el lóbulo de la oreja.


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