Daudén Ibáñez analiza el arbitraje

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Dedicado a la biología desde que se retiró del arbitraje, el ex colegiado internacional Arturo Daudén Ibáñez  disfruta más del fútbol, prestando más atención al juego, a la estrategia, pero nunca se pierde la visión analítica de la labor del árbitro como aficionado.
Daudén Ibáñez nació en Cantavieja (Teruel – España) hace 53 años. Tuvo un gran periplo por la División de Honor puesto que desde los 30 años hasta los 44 años estuvo dirigiendo partidos en esa categoría, 243 partidos a sus espaldas que le convierten en el séptimo colegiado que más partidos ha dirigido en la historia de la Primera División de España. Logró la escarapela FIFA en 1997 y la retuvo hasta el 2005, participando en la Eurocopa sub-16 de 1997, pitó en el Mundial sub-20 de 1999 y la Copa de África de 2002.
¿Cómo llegas al arbitraje?
Estaba estudiando en Teruel y jugaba en el equipo cadete del Instituto, me encantaba jugar al fútbol. Coincidí en el colegio-residencia con un grupo de árbitros y me convencieron para que hiciese el cursillo y probase, así empezó todo.
¿Tu familia?
A nadie de mi familia le gustaba el fútbol, tampoco entendían lo de arbitrar, pero siempre respetaron mi decisión y estuvieron apoyándome, a pesar de los malos ratos que pasaban. Cuando llegué a 1ª División se alegraron, pero su papel siempre fue el mismo: estar a mi lado.
¿Cómo lo consigue un árbitro sobreponerse a un error?
La diferencia entre un buen árbitro y otro no tan bueno es precisamente la capacidad de superar un error. La estrategia es concienciarte de que es mejor un error que dos o tres. La clave está en la capacidad para recuperar la concentración.
¿Cómo se trabaja para aliviar la presión que puedes sufrir en un partido?
La presión que más se nota es la que se genera uno mismo, en función de la auto exigencia o como consecuencia de la importancia que se le dé al error. Es cuestión de mentalizarse una y otra vez. La presión del estadio, del público, es mucho más fácil de soportar.
¿Cómo era tu relación con los asistentes?
Yo tuve la suerte de tener compañeros en las bandas que, en la mayor parte de las ocasiones, eran además amigos. Nos entendíamos con una simple mirada y cuando había un error, lo era del equipo. La preparación es continua desde que sales de casa, pero de forma especial unas tres horas antes del inicio.
¿Qué se debería hacer para mejorar el respeto hacia los árbitros?
Educación, educación y educación en el respeto a todo el mundo.
¿Qué opinión tiene de la inclusión de la tecnología en el fútbol?
En la Premier, Bundesliga, Mundial y Eurocopa ya se utiliza, es una cuestión puramente económica. La tecnología se debería ir evaluando e introduciéndola si el resultado es positivo. En el caso del gol es eficaz.
¿Cuál es la acción del juego más complicada de arbitrar?
El uno contra uno delantero frente al portero. En muchas ocasiones son decisiones muy trascendentes, puede suponer penalti, expulsión del portero y necesidad de sacrificar a otro jugador. Además los delanteros suelen buscar el contacto con el portero y la simulación es muy frecuente en estos lances. Las manos también son difíciles, no siempre es fácil distinguir la intencionalidad.
¿Para qué arbitraba?
Arbitraba porque me gustaba el fútbol. En el inicio con las becas y  los partidos del fin de semana pude pagarme los estudios, después el arbitraje me permitió alcanzar el fútbol de máximo nivel.
Fuente: Proyecto Amigo


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