Rubén Ruipérez Marín: «Un árbitro no es perfecto, también nos fastidia fallar»

Albacete cuenta con un árbitro en Segunda División 18 temporadas después de que Pinar Martínez estuviese en la categoría de plata del fútbol nacional. Ahora, Rubén Ruipérez Marín, con tan sólo 24 años, llega como una de las más firmes promesas del arbitraje español. Acaba de debutar en la categoría, peor ya es todo un veterano dirigiendo partidos. El siguiente paso es alcanzar la Primera División.

¿Cuándo y por qué decide ser árbitro?
En el instituto, con 16 años, tenía un grupo de amigos que nos gustaba mucho el fútbol, decidimos probarlo de otra forma, como futbolistas no íbamos a llegar,  pensamos seguir en este deporte a través del arbitraje, verlo desde otro punto de vista.

¿Es una profesión mal valorada?
Digamos que la figura del árbitro no suele gustar mucho, no entendemos por qué, ya que somos personas igual que otro deportista. Cuando nos hacemos árbitros nuestro objetivo es hacer deporte y ver fútbol porque la mayoría de los árbitros han jugado al fútbol. La figura del árbitro forma parte del partido, pero en la sociedad siempre se ha tratado como un castigador y no es así, sólo somos deportistas que debemos valorar situaciones y tomar decisiones en un partido, nada más.

¿Son duros los inicios?
En mi caso fueron bastante duros porque tenía 16 años y me tocaron varios partidos en pueblos de la provincia que fueron complicados porque la gente me increpaba mucho, había muchos insultos, por llega un momento en el que ya conoces a gente, tanto compañeros del arbitraje como jugadores, delegados, entrenadores, te vas metiendo, después vas ascendiendo de categoría y te va gustando más y al final eres árbitro antes que otra cosa.

¿El arbitraje se ha convertido en su profesión?
Sí, hasta Tercera División se puede entender como un hobby, pero cuando das el salto a Segunda B es más profesional porque ya sales como cuarto árbitro en Primera y en Segunda, y cuando estás ya en Segunda te tienes que centrar totalmente en el arbitraje, analizar partidos, jugadores, estadísticas. Es un trabajo más.

¿Cómo prepara los partidos?
Cuando vas a dirigir un partido, tienes que ver partidos anteriores de esos equipos, ver qué jugadores son más técnicos, cómo tiran la línea de fuera juego, analizar el comportamiento de los jugadores con el fin prever situaciones. Analizamos el campo, el clima que va a hacer, la organización del viaje. A un partido le dedicamos 10 días de trabajo.

Usted, que ha llegado a Segunda con 24 años, es un ejemplo de que cada vez se ven árbitros más jóvenes en las primeras categorías, ¿por qué se ha producido este cambio?

Son decisiones de arriba y el objetivo principal es rejuvenecer la plantilla de árbitros. Esto nos obliga a captar árbitros más jóvenes, yo empecé con 16 años y ahora en Castilla-La Mancha buscamos gente de entre 13 y 20 años, así conseguimos que con 20 tengan una experiencia de seis o siete años en el arbitraje.

Su carrera es meteórica, ¿le motiva ascender tan rápido?
Como persona te sientes realizado, pero cuando uno llega a esta categoría sólo se ve el ascenso, pero no el trabajo que hay detrás como los entrenamientos, evitar ciertas salidas, etc.

¿Cómo es su trayectoria?
Estuve dos años en Tercera División, en el primero ya arbitré partidos de play off de ascenso y en el segundo estaba en el programa de Talentos y Mentores que es el que se hace para ascender a Segunda B, ya había superado todas las fases y sólo me quedaba la del partido, en la que va a verte un informador, fue el Linares-Terrassa, el partido salió bien y a la semana me dijeron que había ascendido a Segunda B y todavía me pusieron otro play off, la vuelta de la última ronda entre el Eldense y el Formentera, que se jugaban el ascenso y aunque yo ya había subido, era una gran responsabilidad. Estuve un año en Segunda B y pité también la ida de la última ronda del play off de ascenso entre el Huracán de Valencia y el Huesca.

¿Cuándo le comunicaron el ascenso?
Una semana después me llamó mi presidente, Fermín Sánchez-Molina, para comunicármelo, después me llamaron del Comité Nacional y hablé con mi compañero Juan José Córdoba Carboneras, que ascendimos juntos. Es un salto importante porque somos 120 árbitros en Segunda B y solamente suben cuatro.
¿Qué le ha llamado más la atención en su primera temporada en Segunda?
La profesionalidad, los staff de los equipos son muy profesionales, los entrenadores se portan muy bien y sobre todo hay que destacar el trato que te dan, tratan de ayudarte. Los campos también llaman la atención, desde San Mamés hasta el Arcángel de Córdoba, además de dirigir partidos con 15.000 personas.

¿El ambiente del estadio pesa a la hora de dirigir un partido?
No pesa, motiva. Salir al campo y ver a tanta gente animando no te carga, te da más motivos para hacerlo bien y estar concentrado al 100%.

Lo que más se suele comentar de los árbitros suelen ser sus errores, ¿qué le pasa por la cabeza cuando ve los errores que ha cometido en un partido?
Los jugadores fallan, los entrenadores fallan y nosotros fallamos porque todos somos humanos, nadie puede pretender que un árbitro sea perfecto. Después de los partidos los analizamos y sacamos conclusiones, nos valoramos y nos fastidia fallar.

El último árbitro de Albacete en Segunda División fue Pinar Martínez en la temporada 1998-99, ¿qué supone para usted volver a representar a su tierra en el arbitraje profesional?
Estamos muy agradecidos y vamos a luchar por estar ahí todo el tiempo posible. Sientes la necesidad de hacerlo bien tanto por ti como por el colectivo.
¿Se desconoce el reglamento por parte de los aficionados?
La sociedad española es muy futbolera, pero no conoce bien las reglas del juego y entonces cuando hay alguna acción controvertida el que se lleva la bronca es el árbitro. No estaría mal informar a los medios de comunicación las modificaciones de las reglas para que las aficiones lo conozcan.

Otra de las cosas que ha cambiado en el arbitraje es el físico de los colegiados, ¿les exigen mucho en este tema?
El cambio físico en los árbitros ha sido brutal, en las últimas pruebas físicas que hicimos nos compararon con árbitros de hace unos años y hemos bajado en peso, los tiempos en pruebas de velocidad..., ahora mismo el nivel físico del arbitraje español es altísimo. No estamos considerados como deportistas de élite, pero lo somos porque hay jugadores que son balas y no puedes pretender ir detrás de ellos sin estar bien físicamente. Hacemos cuatro pruebas al año, en agosto, en noviembre, en febrero y en abril y quien no supera los controles físicos no arbitra partidos.


Una vez que ha llegado a Segunda, ¿su objetivo es alcanzar la Primera División?
Acabamos de llegar, vamos a intentar adaptarnos a la categoría, cogiendo experiencia y formándonos porque es una categoría muy bonita y más adelante lo que llegue. Nuestro deseo es llegar a Primera.

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