El primer gran amaño de la historia en el fútbol inglés
De las ocho condenas de
alejamiento de por vida del fútbol, seis fueron revocadas como premio a la
participación de los sentenciados en las fuerzas armadas inglesas durante la I
Guerra Mundial.
En la historia de la antigua
Grecia ya hay referencias a competiciones deportivas amañadas. En el fútbol
inglés había sospechas y denuncias casi desde que la pelota echó a rodar, pero
hoy se cumple un siglo de la primera sentencia y condena a jugadores por
acordar el resultado de un partido: el Manchester United 2-Liverpool 0 jugado
el 2 de abril de 1915, Viernes Santo, y juzgado por la Federación Inglesa el 27
de diciembre, aunque hay fuentes que fijan el veredicto cuatro días antes.
Inglaterra había declarado la
guerra a Alemania el 5 de agosto de 1914. La Liga inglesa siguió adelante, pero
en abril nadie tenía claro que la competición fuera a acabar. El día 2, el
Manchester United recibía al Liverpool en Old Trafford. Los dos equipos estaban
en zona de riesgo para ocupar la única plaza de descenso. El Chelsea era último,
el United tercero por abajo con un punto más y el Liverpool estaba a cinco del
descenso, pero con tres partidos jugados más que los londinenses y dos más que
los Diablos Rojos. A la amenaza de irse a Segunda se unía la posibilidad de que
la competición se suspendiera por la guerra en cualquier momento y bajara el
que fuera último en ese momento.
Buscaban ganar dinero
Eran tiempos en lo que los
jugadores eran tratados por los clubes casi como esclavos y en los que a muchos
el fútbol casi les costaba dinero. Sus derechos apenas existían y lo que
generaba el balón repercutía casi de manera íntegra en los propietarios de los
clubes y apenas en los protagonistas en el campo.
Las dudas surgieron cuando
comenzó a correr entre los futbolistas que el 2 de abril el Manchester United
iba a derrotar al Liverpool 2-0 y llovieron las apuestas a ocho libras contra
una. El fútbol era una novedad en las casas de apuestas, lejísimos de los
caballos, y en Manchester comenzó a correr el rumor de que resultado estaba
'fijado'.
A las 15.30 horas, en un Old
Trafford con unos 18.000 espectadores bajo una fortísima lluvia, el árbitro
John Sharpe dio el pitido inicial y el partido acabó 2-0 con un doblete de
George Anderson. Con ese marcador, Pagnam, delantero del Liverpool, estrelló
un balón en el larguero. Acto seguido recibió reproches de algunos jugadores de
los dos equipos.
Poco después se abrió una
investigación que implicó a Enoch West, Sandy Turnbull y Arthtur Whalley
(United), Tom Miller, Bob Pursell, Tom Fairfoul y Jackie Sheldon (Liverpool),
Fred Howard (Manchester City) y Lol Cook (Stockport). La Federación creó una
comisión, cuyo primer informe fue presentado el 19 de julio. Mientras, la
prensa siguió una línea paralela de investigación destapando las claves de lo
ocurrido. Se descubrieron varias reuniones y se señaló a Sheldon como
cerebro de la operación.
Al ser interrogado, el
centrocampista del Liverpool aceptó las acusaciones, que era el cerebro de la
trama, cómo y con qué jugadores se había desarrollado y que el pacto se alcanzó
en un pub de Manchester llamado The Dog and Partridge.
El veredicto de la FA fue una
sanción de por vida a los siete participantes en el partido y a Cook, mientras
que al jugador del Manchester City sólo le cayó un castigo de dos meses. En la
sentencia se destacaba que el objetivo fue obtener dinero a título particular y
se dejaba fuera del caso a los clubes en cualquiera de sus estamentos.
De las ocho condenas de
alejamiento de por vida del fútbol, seis fueron revocadas como premio a la participación
de los sentenciados en las fuerzas armadas inglesas durante la I Guerra
Mundial. La de Turnbull fue derogada a título póstumo. Alistado en el
llamado Batallón de Futbolistas confiaba en expiar su pena en el campo de
batalla, pero lo que encontró fue la muerte en Francia tras ser herido y,
presuntamente, caer en manos alemanas. Su nombre aparece en Arras en el
monumento a los 34.785 soldados aliados caídos entre la primavera de 1916 y
agosto de 1918.
El último condenado, Enoch West,
peleó hasta el final de sus días para demostrar su inocencia. Desestimó
alistarse y emprendió una batalla legal para limpiar su nombre a la que no
renunció a pesar de que en 1945 se benefició de una amnistía general tras la II
Guerra Mundial. Tenía 59 años. Murió en septiembre de 1965 proclamando su
inocencia y tras una sanción que duró 30 años, la más larga cumplida en la
historia del fútbol.
La conexión 'española'
El caso ha dado para mucha
literatura en Inglaterra estudiando lo ocurrido aquel Viernes Santo de 1915. En
todas ellas aparece siempre la figura de Patrick O'Connell, que en 1922 llegó a
España para entrenar al Racing y que en 1935 dirigió al Betis para ganar la
única Liga verdiblanca, título conquistado en la última jornada... ganando al
Racing 0-5.
Su nombre apareció en las
investigaciones porque con 1-0 en el marcador, el árbitro señaló un penalti a
favor del Manchester United. Anderson, que ya había abierto el marcador y era
el mejor del partido, los lanzaba normalmente. Sin embargo, fue O'Connell quien
colocó la pelota en el punto de penalti. El lanzamiento fue tan desviado que el
árbitro preguntó a sus asistentes si había pasado algo raro. La respuesta fue
"nada", el mismo resultado de la comisión cuando se estudió si el
irlandés erró adrede.
Noticia e imagen: http://www.marca.com/
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