El mejor árbitro para sordos es español

Jesús Mari Orejas recibió este mes el trofeo al 'Mejor Árbitro' en el Campeonato de Europa de Fútbol para sordos. Este pamplonés, de 41 años, lleva 22 arbitrando en Primera Regional en Navarra en fútbol para personas oyentes. La semana pasada dirigió la final del Campeonato de España

Jesús Mari Orejas es un ejemplo de superación. Una discapacidad de audición no le ha permitido quedarse sin su afición: arbitrar. Con la intérprete Oihana Amezketa, accedió a realizar una entrevista para noticiasdenavarra.com:

¿Cómo llega un colegiado de Primera Regional de Navarra a arbitrar en la 'Deaf Champions'?
La competición, con equipos de jugadores sordos, empezó a celebrarse en 2006, pero hasta 2012 siempre había tenido árbitros oyentes. Este año, como novedad, introdujo árbitros sordos. Fue una experiencia pionera en la que participamos 12 árbitros: tres alemanes, dos húngaros, dos ingleses, un portugués, un francés, un belga, un ucraniano y yo. Cuando me lo propusieron, no me interesó mucho. Me costó un mes decidirme porque suponía viajar y dejar a mis hijos en casa con mi mujer, que atravesaba un problema de salud. Al final me animaron y acepté.
¿Le sorprendió ser elegido Mejor Árbitro del torneo?
Sí, no me lo esperaba. Es un reconocimiento a todos los años en el arbitraje, a esa dedicación de todos los fines de semana.
¿Cómo es la competición?
En el fútbol para sordos, los árbitros, en lugar de silbato, llevamos una bandera, y los asistentes también, para que los jugadores vean lo que señalamos. En el caso de la Champions, los partidos se disputaron en Londres en tres campos de fútbol del Tottenham, de viernes a domingo, y teníamos el hotel a escasos metros del estadio del Arsenal. Me tocó dirigir los partidos CSSM París-San Johns, que era el equipo anfitrión, el Friburgo-Panathinaikos y el Alania (ruso)-San Johns de semifinales. No pude arbitrar la final porque la jugó un club español, el Huelva, que la ganó. La pitó el árbitro ucraniano. Yo dirigí tres partidos y estuve en cinco como linier.
¿Qué diferencias hay entre arbitrar un partido de fútbol de sordos y otro de oyentes?
Es más difícil un partido de oyentes, porque juegan más duro, con más intensidad... Un partido de sordos no tiene un nivel tan profesional, la exigencia no es tan alta.
¿Y en cuanto a comportamiento de los jugadores?
Eso no cambia. Las protestas y los enfados son iguales.
¿Cómo interpreta las quejas en un partido de oyentes?
Le veo la expresión corporal y es evidente cuando un jugador está protestando. A través del lenguaje labial leo perfectamente algunos insultos y hay gestos evidentes en las protestas.
El pasado fin de semana arbitró la final del Campeonato de España en Leganés. ¿Cómo le fue?
Arbitré un partido de semifinal con los árbitros asistentes del comité madrileño (Huelva-Extremadura, 5-1) y la final (Huelva-Castellón, 4-0). Hubo bastante público y gran deportividad. Arbitrar dos partidos seguidos es duro mentalmente, pero físicamente sin problema. Nueva experiencia y, además, bonita. Al final, Hueva fue campeón, pero el Castellón se clasifica para DCL2014 porque Huelva fue campeón DCL2013. Le doy muchas gracias a Marco Álvarez, director deportivo de la FEDS, que me acompañó en todo momento en estos dos días. Además, el presidente de la FEDS me dio la enhorabuena y me dijo que siga arbitrando en los Campeonatos de España y DCL 2014.
¿Cuál es el principal problema que se ha encontrado para arbitrar?
Hay que tener mucha concentración durante el partido. Si te bloqueas mentalmente, el partido se te puede complicar.
¿Nota si hay presión del público?
No hago caso al público, me centro en el partido. Para mí es como si me gritaran en otro idioma.
¿Cómo empezó a arbitrar?
Yo jugaba a fútbol en Canosianas y siempre me tocaba ser el árbitro. Hace 20 años me animé a hacer un curso para ser árbitro y lo aprobé. Empecé pitando partidos de juveniles y pasé a Primera Regional.
¿Cómo ha cambiado en veinte años?
Ahora me conocen en prácticamente todos los campos y los entrenadores, sobre todo, me respetan más. Lo que transmiten es que les gusta que vaya un árbitro con experiencia y lo prefieren a otro novato.
¿Podría subir de categoría?
Eso ya es decisión del Comité Navarro. Yo supero las pruebas físicas y los exámenes teóricos (tuve dos fallos en 25 preguntas). Creo que sería más complicado subir a Tercera, pero en Preferente podría hacerlo.
¿Nota que el fútbol regional ha evolucionado?
Sí, ahora hay más exigencia física, se entrena más... Antes era más aficionado. En los campos te encuentras de todo. Los de hierba artificial están bien, pero entre los de hierba hay de todo.
¿Ha tenido algún incidente?
A mí personalmente nunca me han hecho nada. Pero sí me tocó pitar un partido entre Pitillés y Larrate en el que todos los jugadores acabaron pegándose entre ellos y acabó interviniendo la Guardia Civil.
¿Alguna anécdota que recuerde?
Tres veces he ido al campo del Marcilla y se me ha olvidado el reloj en casa. No me pasa habitualmente, pero tres veces que he ido a ese campo, me ha pasado. Soy un poco despistado. En ese caso se lo comenté al delegado y me dejó el de un jugador.
Antes fue jugador. ¿Qué faceta le gusta más?
En la franja entre los 20 y los 30, me gustaban las dos. Jugaba en el equipo de Boscos Sordos de Navarra los domingos por la mañana y los sábados y domingos por la tarde arbitraba. Tres partidos en un fin de semana. A partir de los 30, prefiero la de árbitro. Entreno dos o tres veces por semana y hay que estar bien preparado. En las pruebas tenemos que correr 2.000 metros en 8 minutos y medio.
Tiene 41 años. ¿Piensa en la retirada?
No, porque me gusta arbitrar y me gustaría hacerlo hasta los 45, que es la edad límite. Después igual pruebo a correr maratones, como mi hermano Fernando.
¿Qué le ha supuesto el fútbol?
La constatación de que los sordos podemos hacer cualquier cosa y que se vea que no tenemos ningún problema para arbitrar. Yo estoy arbitrando, pero he visto a otros jugar, como mi hermano Fernando, en el Iruña; otro chico de Estella, que jugaba en el Arenas; Javi Lanz, en el Bidezarra; e Íñigo, en el Castillo.
¿Cómo es su vida normal?
Puedo hacer muchas cosas por mí mismo (ir al médico, al banco...), pero si tengo que hacer alguna gestión especial llamo a una intérprete. En general, los avances tecnológicos de los últimos años nos han ayudado, aunque a nivel social sigue habiendo barreras, y con la crisis a veces es más difícil de sortearlas.
¿Cómo recibieron su reconocimiento internacional en el Comité Navarro y en Asorna?
Todos están muy contentos. Andradas me dio la enhorabuena y para los de Asorna también es un motivo de orgullo y de superación de barreras ver que una persona sorda puede llevar una vida normal en todos los sentidos.

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