Arbitro cubano de fútbol sala se consagra con apenas 35 años

Sergio Cabrera es un afable joven cubano licenciado en Cultura Física que asume con pasión la tarea de impartir justicia en el futsal. Alegre, con gran humildad, expone la historia que le llevó a convertirse en una referencia del arbitraje cubano con solo 35 años.

Con la misma sonrisa con que me saludó, el mejor árbitro internacional del país en el 2012 accedió a guardar el silbato y responder algunas preguntas para el diario Jit.

 

¿Por qué el arbitraje?

Cuando estudiaba en la Facultad de Cultura Física Comandante Manuel Fajardo, de Villa Clara, me interesé por esta faceta, y estuve en un curso nacional para formar jueces en la especialidad del futsal. De ahí emergió la primera generación que se preparó para ejercer de modo organizado.

¿Cómo entras en este mundo?

A partir del año 2000 comencé a insertarme en el calendario competitivo del fútbol, en la modalidad convencional, donde ya cuento con 10 campeonatos nacionales. Pero desde los inicios alterné en ambas modalidades y eso caracterizó mi desarrollo profesional.

Trabajar en eventos universitarios a nivel de base contribuyó decisivamente en mi formación. La influencia del profesor villaclareño Roberto Ortiz fue el mayor estímulo para adentrarme en el fútbol sala.

¿A qué respondió la decisión por el futsal?

A que Cuba tenía más prestigio y calidad en el fútbol sala. Nuestro país ha estado presente en varias citas mundiales, y en lo personal me gustó más por la versatilidad que deben tener los que imparten justicia en esta modalidad.

¿Cuánto esfuerzo implicó llegar a Árbitro FIFA Internacional?

Mucho estudio, tener en cuenta que trabajarás al máximo nivel, para lo que resulta imprescindible prepararse en todos los sentidos, tanto física como mentalmente. En buen cubano, necesitas gastar unos cuantos silbatos.

¿Qué momento marcó esa progresión?

En el 2005 trabajé como principal en los partidos inaugurales de los campeonatos nacionales de fútbol once y futsal. Eso condujo a que la Comisión Nacional de Arbitraje ofreciera un mayor seguimiento a mi desempeño.

En el 2007 trabajé en las finales de tres eventos de futsal, el Campeonato Nacional, la Universiada y un tope internacional en Pinar del Río. De acuerdo con la labor realizada y los resultados alcanzados, en ese propio año me proponen como árbitro FIFA Internacional de futsal y en el 2008 entro en el listado de jueces de dicha federación.

El fútbol demanda a sus réferis una exhaustiva preparación física y mental. ¿Qué haces para mantenerte en forma?

Sí, lleva un esfuerzo psicológico y mental extraordinario, y mucho estudio. El árbitro es como un fiscal, porque debe tener dominio absoluto de las reglas del juego para aplicar sus conocimientos en milésimas de segundos. Hay que ver videos, analizar situaciones de juego, asistir a cuantos partidos sea posible para poder responder correctamente ante cualquier jugada o incidencia.

La parte física es la más extenuante para cualquiera de nosotros. En mi caso poseo una maestría en entrenamiento deportivo, lo cual me facilita las cosas. Realizo una planificación anual de acuerdo con los eventos que tengo previsto. Si son de sala trabajo la intensidad, y si incluyen el convencional (para once) enfatizo en la capacidad aerobia.

Todo eso lo combino con ejercicios anaeróbicos para mantener la base en el futsal. Como me desenvuelvo en ambas modalidades me mantengo entrenando el año entero, lógicamente con descansos alternos.

¿Cómo acogiste la selección como mejor árbitro del Pre-mundial de CONCACAF?

Fue mi primera experiencia internacional, después de cuatro años esperando una oportunidad. Estar en un pre-mundial fue el sueño de mi vida. Trabajé en cinco partidos, pité los tres clasificatorios, la semifinal y la final, y por suerte no tuve descanso.

En la final actué como principal, a estadio lleno en el Domo Polideportivo de la Ciudad de Guatemala, con capacidad para 10 000 aficionados. Me premiaron con la medalla de oro destinada a los mejores árbitros del certamen y quedé muy satisfecho. Allí pude contar con el apoyo del réferi cubano Antonio Álvarez (Camagüey), pieza clave para mi desarrollo como árbitro, tanto en ese evento como en general.

El mundial de Tailandia… Háblame de tus experiencias allí.

Luego del pre-mundial continué preparándome en la pista de atletismo aledaña a la sala Amistad, junto a José Noel Rodríguez, otro árbitro con categoría internacional con quien coordino mis entrenamientos. Al conocer que estaría en el mundial la emoción sobrepasó todos mis límites. Imagínate, en mi segunda participación internacional estaría en la nómina de árbitros FIFA de un evento de esta magnitud.

Fue una experiencia única, la cima de las metas profesionales de cualquier persona que realice estas funciones. Debuté en el partido más difícil de la etapa clasificatoria, España contra Irán, el campeón de Europa y frente al de Asia.

Para los cuartos de final me reservaron el Ucrania-Colombia, que se definió en los dos últimos minutos. La semifinal fue mi octavo partido de trabajo consecutivo, Brasil contra Colombia, considerado final adelantada. Con esta actuación igualé la realizada por mi colega Antonio Álvarez.

¿Qué sentiste cuando te informaron que trabajarías en la final?

¡Fue lo máximo!, la cumbre de mi carrera. Sería el primer árbitro de CONCACAF y de Cuba en la final de un mundial como tercer réferi. Al finalizar el encuentro entre España y Brasil los cinco jueces que intervinimos en la final fuimos premiados por Joseph Blatter con la medalla de oro que le otorga la FIFA a los de mejor desempeño.

¿Cómo recibiste la designación de mejor árbitro internacional del país. ¿Qué representaría ese logro en tu carrera?

La mejor manera de demostrarle a todos los que en algún momento no confiaron en mí, y a mis colegas del fútbol, que como dijo Julio Antonio Mella «todo tiempo futuro tiene que ser mejor».

Expectativas para el 2013.

Continuar representando a Cuba, prepararme para volver a estar en un mundial y llegar a los Juegos Olímpicos de Brasil 2016.
Noticia e imagen:http://www.radiohc.cu/

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