La crisis dispara las licencias arbitrales en el fútbol gallego
Contra la crisis, arbitraje. Desde que la mala
situación económica azota sin descanso los bolsillos, muchos ciudadanos
han visto en el silbato una salida. La posibilidad de ingresar cierta
cantidad extra de dinero por dirigir partidos de fútbol ha abierto una
nueva perspectiva profesional para muchos deportistas. En solo tres
años, el número de licencias arbitrales se ha disparado en Galicia y ha
pasado de 850 a 1.100. Una de las razones es la económica.
«Estamos viviendo un ascenso vertiginoso, y al
final de temporada seremos unos cien más», explica el presidente del
Comité Técnico Gallego de Árbitros de Fútbol, José Antonio Pérez Muíño.
«Yo lo achaco principalmente a la crisis. Porque ya se ve el estamento
arbitral de otra manera, como una salida profesional, un trabajo
cualquiera», argumenta.
El aumento de las licencias no solo se sostiene
con las vocaciones tempranas (los jóvenes de quince a veinte años son
mayoría entre los que se inician), sino que veteranos de treinta a
cuarenta años están regresando al arbitraje para dirigir partidos de
divisiones inferiores.
En esas categorías de base, un colegiado puede
percibir unos quince euros más las dietas de desplazamiento por partido
dirigido. Desde estas cifras hasta las que puede manejar un árbitro de
Primera División (alrededor de 130.000 euros) existe un amplio abanico
de emolumentos que pueden aliviar la economía a más de un ciudadano.
Tarifas y carga de partidos
En categorías autonómicas, los márgenes que se
manejan van desde los 76 a los 160 euros, cantidad similar a la
establecida en la Tercera División, el nivel futbolísticamente más alto
dependiente de la Federación Gallega de Fútbol y del Comité Técnico
Gallego de Árbitros.
El efecto del aumento de licencias arbitrales es
inmediato: la carga de partidos asignados a cada árbitro disminuye
drásticamente, a pesar de que se juegan unos 52.000 al año, de los que
47.000 son oficiales. Cuando hace años era habitual que un colegiado
pitase cuatro partidos en un fin de semana, ahora resulta extraño que
sea designado para más de un encuentro en el mismo plazo. «Esto ha
generado un aumento del nivel del arbitraje, hay más competitividad y la
gente se prepara mejor. En la Tercera División gallega se exige superar
las mismas pruebas que para Primera», explica Muíño.
La criba no solo toma forma de examen físico. Los
cursos teórico prácticos que suelen celebrarse a principio de
temporada, aunque algunas delegaciones disponen de dos turnos, son
gratuitos y duran un par de meses. Los alumnos toman conocimiento de las
reglas del juego y reglamentos de competición y realizan pruebas de
campo. Se colegian como aspirantes a árbitros, actúan como líneas de
Preferente y Tercera. Poco a poco se introducen en el arbitraje. «Hasta
que quedan enganchados», zanja el presidente de los árbitros gallegos.
Noticia e imagen:http://www.lavozdegalicia.es/
¿Qué opinas?