Perdón... he cometido un error

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Reconocer el error y pedir disculpas es más positivo de lo que se cree, con esta acción  se  puede revertir un error y ayudar a los árbitros a seguir adelante sin resentimientos. Nadie es perfecto, todos cometemos fallas, las excusas sinceras hacen posible que las relaciones continúen. Se sabe que para los silbatos no es una tarea fácil porque la mayoría asume que si lo hacen pierden autoridad, sin embargo, la experiencia demuestra que es mucho más rentable y productivo asumir la responsabilidad de los actos y admitirlo ante los jugadores.
Significado real    
Ofrecer disculpas es una habilidad que no siempre significa que el silbato está mal y el jugador está bien, solo quiere decir que cuando el árbitro lo hace respeta más  la relación que tiene con los jugadores y aficionados que a su propio ego.  Este gesto refuerza su liderazgo y su honorabilidad, por eso  es necesario que reconozca que se ha equivocado y lo haga de  forma sincera, desde la posición de que cualquiera puede errar en algún momento por el hecho de ser humano.
Punto de inflexión
La credibilidad de los árbitros  junto a la calidad en las relaciones y el trato justo, se convierten entonces en los factores principales de fidelización de los verdaderos profesionales en el juzgamiento deportivo. Esto también implica empatía para entender cómo una decisión apresurada o equivocada afecta a un equipo o deportista y un punto de inflexión a partir del cual el árbitro se compromete a no volver a incurrir en esa posible falta; ofrecer disculpas empieza con un paso, el de la autocrítica, la reflexión previa sobre lo que se está haciendo y sobre lo que ha motivado el error o el desatino.
Como disculparse
Se acabó la época de los árbitros infalibles llenos de egos, en la actualidad se requieren profesionales que asuman la posibilidad del error y que sean capaces de excusarse cuando lo cometen, claro, teniendo en cuenta que en un partido esta acción se haga una o dos incluso hasta tres veces, cuando son más es conveniente revisar las decisiones que se están tomando. Esa vulnerabilidad reconocida posibilita el mejoramiento y genera cercanía, confianza y ejemplo con quienes están alrededor de un encuentro deportivo. No se debe olvidar que la disculpa se cierra con una promesa de cambio de actitud, una solución al problema que se ha creado, es decir, demostrar que no volverá a ocurrir.
Frases mágicas
La disculpa debe venir desde el yo, nunca desde el tú, “siento que te hayas podido sentir mal por mi culpa”, “me he equivocado en esta decisión”, “he cometido un error”. De esta manera eliminamos cualquier atisbo de ataque que pueda sentir el o los jugadores si intentamos justificar nuestra propia actitud en función de su reacción; la frase “me he equivocado, usted tiene razón” tiene una capacidad enorme para liberar tensiones, son palabras mágicas que incitan al deportista a aceptar las disculpas y a reconocer automáticamente su parte en el error.
Artículo escrito por Jose Borda 

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