'Boom' de colegiados en España

Alguna de las consecuencias que ha traído la actual coyuntura económica es, cuando menos, llamativa. Si no, que se lo pregunten al colectivo de árbitros de fútbol, que está viviendo un momento de auge sin comparación en la historia de esta actividad.
Se trata de una realidad constatada por los datos. Los principales comités autonómicos, órganos donde se colegian los árbitros en España, están de enhorabuena porque no paran de recibir solicitudes de admisión para los diferentes cursillos de formación. La consecuencia: el número de colegiados se ha incrementado notablemente en el último lustro y, más concretamente, desde que la crisis económica comenzó a calar en los cimientos sociales hace un par de años.
El número de jueces ha aumentado aproximadamente un 30% en los últimos cuatro años. Actualmente, hay más que nunca. Y desde el Comité de Árbitros de Fútbol de Madrid, su secretario, Eduardo Jiménez, aseguró a este diario que la motivación económica es fundamental entre aquellos que en estos días solicitan colegiarse.
Además, Jiménez nos alertó de un fenómeno curioso y que cada vez se da con mayor asiduidad, ex árbitros que vuelven a pedir su ingreso: “El caso más llamativo lo vivimos hace unos días y fue motivo de debate dentro del comité: un hombre que, tras veinte años retirado, quería colegiarse de nuevo. Esta persona nos aseguró que lo hacía por causas exclusivamente económicas. Y hay más casos parecidos”, nos admitió el secretario mientras nos recordaba que este tipo de aspirantes deben superar también una serie de pruebas de reciclaje.   
El comité madrileño terminó la pasada temporada con 1.045 árbitros, cuando hasta 2007 no se lograba superar los 800. Un incremento proporcionalmente similar se ha vivido en Cataluña (1.576 colegiados hace tres años y 2.075 en junio de 2010), la Comunidad Valenciana (donde, integrando aquí a los de fútbol sala, pasaron de 1.950 a casi 2.500) o Asturias (de 277 en 2007 a 370 en 2010), por ejemplo. Más llamativo es el caso de Navarra, donde ha habido un incremento del 66% en siete años, de lo que precisamente se enorgullecía esta semana el presidente del comité de esa Comunidad Autónoma, Carmelo Miramón, en el Diario de Noticias.
Los inmigrantes también se animan
Al igual que Jiménez, el director técnico de la escuela asturiana de árbitros, Marco Antonio Santurino, encuentra la clave principal de este boom del arbitraje en la crisis económica. Además, hace hincapié en que se acercan muchos hijos de inmigrantes a hacer los cursillos, en una comunidad como Asturias, donde la presencia de extranjeros no es tan alta como en otras zonas.  
Bien es cierto que el dinero que se obtiene por arbitrar no es demasiado y va en función del número de partidos para los que se sea designado cada fin de semana y la categoría de los jugadores. Incluso, las tarifas fijadas por cada comité reflejan las diferencias en el coste de la vida según la Autonomía.
Pero como media, desde el primer momento en que uno se colegia, se puede ganar fácilmente alrededor de 150 euros al mes dedicando las mañanas de los sábados a pitar a niños.

 Meses después, se accede a arbitrar a juveniles los domingos (en este punto los árbitros ya son evaluados y comienzan a ascender o descender por méritos), y ahí se pueden conseguir unos 250 euros al mes, incluyendo las dietas por desplazamiento y dedicando unas horas el sábado a las categorías inferiores o haciendo de asistente (juez de línea) en las superiores. Cantidad que ya se convierte en un buen pellizco con el que llegar a fin de mes más holgado.

Las tarifas van en aumento según se va ascendiendo de categoría y, tras unos años de experiencia y todavía en categoría regional, ya se obtienen, en algunas provincias, más de 80 euros por partido dirigido. En esa situación, llevarse 150 euros por fin de semana es bastante posible.
Este dinero extra tiene diferente valor según cuáles sean las características personales de cada árbitro. Normalmente, entre la gente más joven, no deja de ser el primer sueldo para veinteañeros que están estudiando. Pero de un tiempo a esta parte, comenzar la carrera arbitral está pasando a ser una solución magnífica para conseguir ingresos adicionales que pueden resultar vitales.  
Para ser árbitro de fútbol hay que prepararse, superar un cursillo al que no accede todo el mundo y comenzar desde las categorías menores. “Cuando comienzas, te lo planteas como una ayudita económica. Pero según vas subiendo, empiezas a pelear por intentar llegar a lo más alto, sin descuidar nunca tus estudios o trabajo”, nos confiesa Manuel Vega, colegiado madrileño que, a sus 24 años y en su séptima temporada, ya está a las puertas de la Tercera división nacional.
Este 'boom' mejorará la calidad del arbitraje
La opinión generalizada entre los cargos de responsabilidad de los diferentes comités regionales va en la línea de que este boom ocasionará un aumento seguro en la calidad del arbitraje a medio plazo.
En Cataluña no readmiten a ex árbitros y los nuevos deben tener menos de 23 años
Antonio García, secretario del comité catalán, afirmó a El Confidencial que su organismo está aprovechando el aluvión de solicitudes de entrada para subir a su vez el listón en las pruebas. Para empezar, desde que comenzó este auge, en Cataluña no readmiten a ex árbitros como en Madrid (salvo casos concretos con uno o dos años de inactividad) y los nuevos deben tener menos de 23 años. “Queremos gente con ilusión y proyección. Que la mayoría de los que ingresen tenga en mente hacer carrera arbitral”, aseguraba García.
En la misma línea se explicaba el presidente del comité de la Comunidad Valenciana, José Miller, quien admitía que en su región el aumento en el número de árbitros está teniendo lugar “desde hace ocho o nueve años”. Muchos son los que se apuntan a los aproximadamente 12 cursillos que ofertan en toda la comunidad a lo largo de una temporada, de los que sólo son admitidos un tercio. “Nos permite hacer una mejor selección, de 150 que tenemos en el actual curso, nos quedaremos con 40 ó 50 que seguro que estarán preparados”, nos confesaba Miller.
Los ascensos y descensos se llevan a cabo a través de los diferentes informes que se les hacen a los jueces durante toda la temporada. Hay un número mínimo según la categoría, que está estipulado desde el Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), órgano que coordina a los comités territoriales y que es el encargado del arbitraje de alto nivel, a partir de Segunda División B.
La Segunda B, un salto casi imposible
El acceso a la división de bronce del fútbol español es el salto más difícil para los colegiados. Los árbitros aspirantes deben superar exigentes pruebas físicas y técnicas prácticamente cada tres meses y ser, según los informes, de los tres mejor valorados de su grupo autonómico de Tercera. Con ello, simplemente consiguen que su comité les envíe como aspirante a 2ªB ante el CTA, donde se repite el proceso hasta lograr una gran criba. Se trata de una estricta estructura piramidal donde, a estas alturas, es tan difícil ascender como fácil descender
Los cursillos que hay que superar para ser árbitro suelen durar unos tres meses. En Madrid, para acceder al curso se debe superar dos pruebas preliminares, una psicológica y otra de cultura general. Y ningún comité tiene establecido un cupo máximo de colegiados, según el número total de árbitros, así se reparten las actuaciones (partidos) de cada jornada. A más árbitros, menos partidos por árbitro, así de sencillo.
Manuel Vega sí que ve en el descenso de actuaciones por árbitro un cierto peligro para los noveles. Según su opinión, en la etapa inicial lo que más se necesita es foguearse acumulando horas de vuelo sobre el terreno de juego. Además, el sistema y número de informes a cada árbitro siguen siendo los mismos, pero "siempre es más difícil tener controlados a 1.000 que a 700", nos reconocía Eduardo Jiménez.
Sin embargo, desde los comités están encantados con tener más gente donde elegir. En ellos, es unánime la opinión de que el arbitraje, quizá el estamento futbolístico que el gran público más pone en entredicho, se verá beneficiado por este auge gracias a un aumento notable en la calidad
Por su parte, los árbitros que alcancen la élite saben que les esperan unas tarifas mucho más suculentas y con varios ceros a la derecha, es decir, una excelente solvencia económica para el resto de su vida. Mientras, la gran mayoría seguirá repartiendo justicia por los campos más recónditos de España, cultivando su afición y a cambio de un dinerito que les permita vivir un poco mejor.  



Noticia e imagenes:http://www.elconfidencial.com/


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