Cambie y sea más competente

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Cambiar es una regla clave, este proceso inevitable debe enseñarnos a aceptar una renovación y aprender las mejores formas de llevarla a cabo voluntaria y favorablemente en el juzgamiento deportivo. Sin importar de qué se trate, o de si nos gusta o nos disgusta, algo absolutamente cierto es que todo se transforma en todo momento máxime en el arbitraje, como dice el conocido refrán “lo que hoy es, mañana no lo será” y el árbitro moderno debe estar siempre dispuesto a mudar de hábitos para ser competitivo y no quedarse rezagado.
Monótonos rígidos
Es un hecho cierto que los árbitros, se ven sometidos de manera permanente a las imponentes fuerzas de la conservación y todo cambio les genera resistencia; esto hace que se conviertan a veces en juzgadores “tercos” donde la monotonía y lo tradicional se incorpora en todos los aspectos y no hay nada ni nadie que les quite esas viejas “mañas”, aunque parezca un conocido cliché somos seres de costumbres y por esa misma razón nos resistimos el cambio y hacemos las cosas dentro de los terrenos de juego de igual manera siempre, ya que creemos que si así nos ha dado resultado, para qué cambiar.
Pocas trasformaciones
Nuestra tendencia es la de quedarnos anclados en formas y estilos habituales, especialmente si nos producen resultados o satisfacción, es decir, como nos acostumbramos a hacer las cosas, así las hacemos siempre y desarrollamos mecanismos para evitar o escapar en buena parte de las situaciones novedosas. Esto como evento natural, no es necesariamente un problema, salvo cuando el cambio nos sorprende y desafía; cuando se nos coloca frente a situaciones indeseables, inesperadas, incómodas o inmanejables dentro de los partidos o cuando los instructores lo sugieren es que se hace de lo contrario no.
Voluntarios e involuntarios
Muchos de los cambios que vivimos se producen sin que los notemos, pues no siempre lo que sucede está planeado y otros se producen por la necesidad de evolucionar y estar a la altura del juzgamiento del deporte moderno. Frente a los cambios involuntarios, sólo podemos actuar proactiva y sistémicamente a fin de prevenir y evitar en lo posible las sorpresas. En cuanto a los cambios voluntarios, es decir, los que en alguna medida podemos predecir o controlar, lo primero a enfatizar es que es posible innovar en nuestra forma de arbitrar podemos crear transformaciones y ajustes notables que marquen la diferencia entre la manera como pensamos, sentimos y hacemos.
Cambie ahora
Pensamientos de poder (soy capaz) aceptación (soy adecuado) de gratitud (aprecio lo que soy, hago y tengo) y optimismo (me irá bien) promueven en los árbitros estados gratificantes como la confianza, la alegría y la calma, que son sentimientos idóneos para el éxito y el bienestar emocional. Al cambiar el pensamiento se tiende a modificar la emoción, de manera que nuevas percepciones e interpretaciones conllevarán a estados internos más satisfactorios. Los cambios en las relaciones con los jugadores y compañeros y en la forma de juzgar, modifican las rutinas, generan nuevas motivaciones, ayudan a romper círculos viciosos afectivos y facilitan la superación de resentimientos.

Artículo escrito por José Borda 

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