Una vida dedicada al arbitraje


Juan Moreno (primero por la izquierda de la foto) fue el primer árbitro de la delegación de La Línea (Cádiz) que llegó a categoría nacional, cuando le llegó la hora de colgar el silbato no se lo pensó y se incorporó a la estructura del comité.
"Han cambiado mucho los tiempos", reconoce. "Por supuesto también en el terreno de juego, pero mucho más en todo lo que rodea a un partido".
"Yo hacía las actas en papel y a boli y se las tenía que acercar al delegado a su casa y el dinero que me daban los equipos me lo llevaba en los bolsillos. Hoy todo se hace a través de tablets", detalla.
Natural de San Roque, lleva vinculado al arbitraje, en una u otra función, nada menos que desde la temporada 1972/73 en el colegio linense y debutó en Tercera en septiembre de 1987. 
Moreno sostiene que es mucho más sencillo pitar "de Tercera hacia arriba" que en las categorías inferiores. "En mi etapa tuve más problemas con la competición de aficionados de La Línea que con partidos de categoría nacional".
"Lo primero que hay que dejar claro es que arbitrar es difícil, muy difícil. Uno desde casa, con repeticiones, lo tiene muy claro, pero lo que se ve por la tele muchas veces no es lo que ves desde el terreno de juego y eres tú el que tiene que tomar la decisión en décimas de segundo", asegura.
"La prueba de que es muy complicado es que a veces ni los analistas se ponen de acuerdo teniendo la oportunidad de juzgar después de ver varias veces la jugada", abunda.
"El primero que quiere hacer las cosas bien es el propio árbitro, a nadie le gusta estar en boca de la gente por los errores que haya cometido", continúa. "Es evidente que hay errores, pero yo estoy seguro de que no hay mala fe".
"Lo que tampoco me parece de recibo es que se juzgue a un auxiliar, con los difícil que es su labor, trazando líneas con un ordenador", denuncia. "El que está en la banda tiene que estar mirando con un ojo al que lanza, con otro al que recibe y en ese tipo de distancias casi milimétricas es imposible acertar siempre".
"La pena es que cuando vamos a un partido todos queremos ganar a costa de lo que sea y el único que no tiene a aficionados de su parte es el árbitro", agrega.
En su nueva faceta de delegado, Juan Moreno realiza campañas todos los veranos para acercar a la gente más joven a una labor que generalmente no cuenta con muchos adeptos. "A veces se nos olvida que el árbitro es imprescindible para el fútbol. Tan sencillo como que si hubiese árbitros no habría partidos".
"La mayor parte de los que se incorporan son chavales que están estudiando y que ven en el arbitraje una forma diferente de hacer deporte, porque otra cosa que nadie dice es que para ser árbitro hay que estar muy en forma".
Fuente e imagen: Europa Sur


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