Arbitro e instructor


Cuando David Pérez Pallas dejó el fútbol por el arbitraje nunca habría pensado que su decisión sería tan relevante en su vida. Con 28 años, Pallas, como se le conoce en el mundo arbitral, afronta su quinta temporada en Segunda división. Además actúa como profesor en la delegación viguesa, formando a los nuevos árbitros y a los compañeros que ya llevan tiempo rodando por los campos gallegos.

Pallas se interesó por el arbitraje hace quince años, compatibilizando la práctica como jugador y como colegiado: «Empecé a arbitrar en el 2001. Fui con dos compañeros del equipo en el que jugaba y al final nos gustó más el arbitraje». Para llegar a la élite, un árbitro tiene que recorrer todas las categorías del deporte. Tras tres temporadas en Tercera y dos en Segunda B, consiguió dar el salto a Segunda división: «Cuando empezamos somos conscientes de que puede que nuestro límite esté en la Tercera división, de ahí para arriba es todo mucho más complicado», comenta el árbitro vigués.

Sin embargo, ya consolidado en la categoría de plata, Pallas disfruta del éxito que le ha llegado en este papel del balompié: «A mí me da igual estar pitando en un campo que en otro, porque sigue siendo Segunda División. Cuando estoy dentro les digo a los compañeros que lo normal sería que estuviésemos en Balaidos en la grada y estamos dentro de un partido del máximo nivel. Es algo que debemos disfrutar en cada encuentro».

Además de su labor durante los noventa minutos, Pallas dirige las clases que se imparten en el Colegio de Árbitros de Vigo sobre reglas. Bajo sus brazos se instruyen los nuevos jueces que dictarán en los campos vigueses. En este comienzo de temporada se produce la llegada de nuevos jóvenes dispuestos a armarse con un silbato: «Ahora mismo somos sobre 120 árbitros colegiados en Vigo. El año pasado entraron 40 chicos. Se enteran mediante el boca a boca, porque suelen ser amigos o compañeros de clase de árbitros», indica Pallas.

Uno de los principales problemas con los que se encuentran los jóvenes es el recelo con que sus padres juzgan el arbitraje: «El mayor inconveniente es el temor de los padres, el prejuicio al relacionar al árbitro con los insultos, con la violencia... cuando las agresiones se han reducido a prácticamente cero y están muy perseguidas. El retorno que nos da el fútbol es que los chicos ganan madurez, responsabilidad, son personas con una estabilidad emocional mayor y más conscientes del mundo que los rodea. Da unos valores y capacidades que tardarían muchos años en desarrollar», señala Pallas.

La única pega posible para quien desee incorporarse es la edad. Los mayores de 25 años no tienen cabida actualmente en el arbitraje, debido a la demanda que hay a principio de temporada. «No pedimos ningún requisito, pero hay unas pruebas físicas mínimas que un deportista debería alcanzar para pitar un partido de niños. A partir del 1 de septiembre están todos invitados a venir los lunes y jueves a partir de las ocho», explica Pallas, que recuerda que normalmente esto engancha. «A un nuevo le diría: esto te va a aportar muchas cosas que ni imaginas... vas a divertirte en un arbitraje. Entra, prueba y si no te gusta te vas. Que decidan en el décimo partido de benjamines, si ahí no les gusta que se vayan. Al final se quedan todos». En un mes, superando los exámenes que él mismo prepara, los jóvenes pueden estar debutando sobre un terreno de juego, primero como linier y, posteriormente, dirigiendo el encuentro como árbitro principal.

Cuando tuvo que tomar su decisión de dejar de ser jugador por juez, Pallas considera que fue muy fácil, porque el arbitraje ya lo había seducido: «Es difícil de explicar, yo les digo a todos que entren y que prueben. Nadie está atado ni firma un contrato de permanencia. Supongo que engancha la responsabilidad de decidir, de ser capaz de dirigir un partido de fútbol, como jugador tienes una parcela reducida y como árbitro es mucho mayor». Además, el colegiado de Segunda División reconoce que cuando eres joven las cantidades que se cobran son apetecibles: «El perfil, de un chico con 14,15,16 años que tiene cero ingresos por arbitraje y el primer mes se ve ganando un dinero, permite muchas cosas».

Como todo deportista, necesitan una condición física adecuada para pitar los partidos de su categoría. Desde la Delegación de Vigo le facilitan todos los medios: «Tenemos un soporte físico con tres entrenamientos semanales, un preparador físico que nos entrena, tenemos a disposición las instalaciones deportivas de la Universidad con gimnasio... es una maravilla», afirma el vigués.

Un año más, Pallas intentará el asalto a la máxima categoría del fútbol español. Paralelamente, continuará acogiendo con los brazos abiertos a los nuevos árbitros vigueses que decidan emprender el camino del arbitraje.


Noticia e imagen: http://www.lavozdegalicia.es/

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