«Llegará un día en que no haya árbitros; no se nos respeta»

El pasado 16 de abril un joven árbitro de 22 años, Álvaro Antón, era agredido durante la disputa de un  partido de categoría prebenjamín entre el Condado de Castilla y el Capiscol en Villagonzalo. Denunció los hechos y la Guardia Civil identificó al presunto agresor, el padre de uno de los niños que juega en el Capiscol. No es el primer suceso de este tipo que pasa en Burgos. Hace poco más de dos años, en Pallafría, hubo una pelea entre un padre y un entrenador que también acabó en Comisaría. Ahora, Álvaro Antón, diez días después de los hechos, se alegra de que todo lo sucedido haya salido a la luz y espera que sirva para algo. Él ha sido futbolista (en la Firestone, categorías inferiores del Burgos y en la UBU), entrena a niños durante toda la semana y arbitra tanto fútbol sala como fútbol (pertenece a la Asociación Amigos del Arbitraje) y no entiende lo que le puede pasar a un padre para pegar un paraguazo a un colegiado durante un partido. Y avisa, «llegará un día que no haya árbitros».

¿Cómo se encuentra diez días después de la agresión?
Anímicamente estoy muy bien, gracias al apoyo de la gente. He tenido muchas llamadas, muchos mensajes que me han apoyado desde el mundo del fútbol. Ahora me siento muy bien y me ha quedado claro que lo mejor era sacarlo a la luz.

¿Ha vuelto a arbitrar?
Sí, claro. El sábado volví al lugar de los hechos y todo fue muy bien. Fue un partido entre el Condado Castilla y Aranda Ríver. Ya se sabía lo que había sucedido pero los de Aranda desconocían que había sido a mí la agresión. Tuvieron un gesto muy bonito y los dos equipos, con sus entrenadores, hicieron un pasillo al árbitro. Me sorprendió, me impactó y me emocionó. Debe reinar el juego limpio.

El presunto agresor era padre de un jugador del Capiscol. ¿Recibió alguna llamada de alguien de este club?
No me ha llamado nadie y ya vi en el periódico que no querían saber nada del tema.

¿Le parece normal esa reacción?
No. Soy entrenador, soy jugador, y cuando pasan cosas de estas lo mínimo es llamar para interesarse por lo que ha pasado.

¿Cómo va la investigación de lo sucedido?
Me llamó la Guardia Civil, me dijo que el tema ya estaba en los juzgados y que ya me llamarían.

¿No se suceden incidentes de este tipo con demasiada frecuencia?
Sí y se está manchando la imagen del fútbol. La mayoría de los problemas son por el público, por los padres. A mis equipos yo siempre les he inculcado que lo más importante es hacer un grupo y los padres se lo toman muy a pecho en todas las categorías.
En su caso, además, estuvieron involucrados el padre y el abuelo del niño.
Sí. Se avisó de que iba a llegar 20 minutos tarde al partido y no se lo tomaron a bien. Fueron esas dos personas y desde el principio ya se estaban quejando por todo en un partido en el que no pasó nada.

Lo que está claro es que el mundo del arbitraje está siempre en cuestión, desde Primera División, donde se mira con lupa a labor de los colegiados, se montan tertulias en torno a ellos y se les juzga continuamente.
Así es, el árbitro está sometido a mucha presión desde todos los ámbitos y eso impone. Llegará un día que no haya árbitros. No se nos respeta, siempre estamos mal vistos.

Ya es triste que pase en el fútbol profesional pero es más grave comprobar que los sucesos más graves suceden en el fútbol aficionado y parece increíble que suceda en partidos donde juegan niños de siete años.
Sí, y ellos son los que pagan este tipo de cosas.

¿Ha pensado en dejarlo después de lo que le pasó?
El mundo del arbitraje siempre me ha llamado la atención y voy a seguir arbitrando porque me gusta. Todo lo que sucedió aquel sábado y lo que ha pasado todos estos días va a ser un impulso más para mí.

¿Se le ocurre alguna manera de acabar con estos sucesos?
Se deberían tomar medidas de verdad.  A mí me ha pasado y no quiero que le pase a ningún compañero en el futuro.

Noticia e imagen: http://www.diariodeburgos.es/

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