Los árbitros asturianos del futuro

Parece que a los árbitros les llega una designación a casa, van al partido, cobran y ahí se acaba todo. Detrás de todo eso hay un trabajo muy grande por parte de la organización arbitral y por parte de los propios árbitros». No es una reflexión cualquiera. Sale de Marco Santurio, ex árbitro de Segunda División B y actual director técnico del Comité de Árbitros y de la Escuela de Árbitros de la Real Federación Asturiana de Fútbol.
Una de las iniciativas en la que el arbitraje asturiano y nacional trabaja en estos momentos es el llamado Programa de Talentos y Mentores, que se puso en marcha en la temporada 2012-2013. La UEFA Referee Convention solicitó a las federaciones nacionales que establecieran programas de búsqueda de talentos en las categorías nacionales con un objetivo claro: que los árbitros puedan llegar a la élite mejor formados, mejor preparados y más jóvenes de lo que están haciendo hasta el momento.
El coordinador territorial de este programa en Asturias es Marco Santurio. «Al trabajar de manera más intensa con los árbitros evolucionan más rápido. Antes necesitaban al menos tres años en Tercera para poder ascender, y ahora, en la primera temporada, ya vemos un proceso más acelerado en su progresión» afirma.
Los colegiados incluidos en este programa son los que arbitran esta temporada en Tercera División y cuentan con posibilidades de ascender por criterio de edad. Es decir, en este caso los que tienen 30 años o menos. En esa situación se encuentran 18 colegiados de la categoría, que 'compiten' entre ellos en este programa. Tres de ellos ya se quedaron fuera en las pruebas de agosto y los 'supervivientes' comenzaron la primera fase del Programa de Talentos y Mentores.
Los denominados 'talentos' son estos árbitros. ¿Y quiénes son los mentores? Marco Santurio responde: «Los mentores son personas con sobrada experiencia en el arbitraje y unas dotes pedagógicas importantes». Estos mentores en Asturias son el propio Marco Santurio; Enrique Mejuto González, ex árbitro profesional e internacional; Jorge Buergo, informador arbitral de Primera y Segunda División; Daniel Quintanilla Sarmiento, vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, y dos personas con una labor muy extensa informando y formando árbitros a nivel de Tercera: Amós Arrojo y Tomás Fernández.

Primera fase
En la primera fase del programa, todos los talentos tienen que ser vistos al menos tres veces por un mentor. Este hace de informador y formador, y elabora un informe sobre la actuación del árbitro en cada partido. Además, al final del encuentro, el mentor se reúne con el colegiado para hacer un repaso sobre lo ocurrido en el mismo, hacer hincapié tanto en los puntos fuertes como en los débiles del árbitro, e indicarle dónde tiene que trabajar más para mejorar.
De esos informes sale una nota que se une a las notas teóricas y físicas que se hacen en agosto, diciembre y abril, y también a la nota de los informadores territoriales. Estos tres criterios se suman y esa nota final sirve para seleccionar a seis árbitros asturianos que comenzarán en Madrid la segunda fase del programa.

Segunda fase del programa
Esos seis árbitros asturianos viajarán a Madrid a competir con los mejores homólogos de otros comités territoriales. Si superan los criterios mínimos que exige el programa, continúan adelante.

Tercera fase
Los que superen esa prueba serán evaluados en todos los partidos que arbitren desde ese momento hasta el final de temporada por un mismo mentor, que les va a poner una nota y que realiza los informes pertinentes. Al final de temporada, aquellos tres mejores colegiados asturianos que hayan conseguido pasar la criba de febrero volverán a Madrid a competir contra los tres mejores de cada comité. También tendrán que arbitrar un partido de la fase de ascenso. De ahí saldrá la clasificación final que dará los ascensos a Segunda B.
Los árbitros asturianos que han ascendido desde el inicio de este programa han sido Carbajales Gómez, Ramos Domínguez (descendió en 2014 y volvió a ascender en 2015), Alonso Prendes, Barbeira Juste y Rodríguez García.
La visión del mentor
Jorge Buergo Fernández (Oviedo, 1966) es uno de los mentores del programa. Arbitró durante 16 años, es directivo de la Real Federación Asturiana de Fútbol y fue secretario general de la misma. En el arbitraje acumula una dilatada experiencia como informador y observador arbitral, que comenzó en categorías regionales. Después fue subiendo peldaños hasta llegar al fútbol profesional en el año 2001 y ser uno de los 50 delegados arbitrales de la Liga de Fútbol Profesional (LFP).
«Con independencia de las lógicas particularidades que pueda tener cada árbitro, perseguimos que su desempeño técnico, disciplinario y táctico sea uniforme en todos los partidos», explica. Buergo considera muy positiva la relación talento-mentor: «Es muy provechosa porque el árbitro no se limita a recibir un informe técnico por una actuación aislada en un partido, sino que se le hace un seguimiento personal que persigue la mejora continua, reforzando sus virtudes y fortalezas y aconsejándole planes de acción para superar sus debilidades».
A la hora de corregir, influir y orientar a estas promesas del arbitraje, asegura Buergo, «los mentores nos centramos más en temas que, quizás, para la opinión pública no sean muy relevantes, pero que son los que hacen que un árbitro destaque por encima de la media». Entre ellos, cita, «la colocación en el terreno de juego, la lectura y control del partido, el manejo de situaciones puntuales y el trato con los jugadores».

Una promesa
Carlos Fernández Buergo (Llanes, 1994), por su parte, pertenece a la delegación de Oriente y es uno de los árbitros con aspiraciones en este Programa de Talentos. No en vano la temporada pasada, en su primer año en Tercera, ya llegó a la última fase del programa y se quedó cerca del ascenso de categoría.
«Estoy contento con lo que pasó, haber ido a Madrid, haber sentido la tensión de las pruebas y arbitrar un partido de fase de ascenso. Esa es una experiencia que no te quita nadie», recuerda. El joven colegiado valora muy positivamente el programa de Talentos y Mentores: «Se busca una formación que es buena para mejorar, independientemente de si subes o no de categoría. Se nos tiene muy en cuenta y se está encima de nosotros».
Fernández Buergo, que comenzó a arbitrar con 15 años, reconoce que su visión del arbitraje cambió radicalmente cuando empezó a vivirlo desde dentro. «Ahora veo un partido y me fijo en el lenguaje corporal del colegiado, en su forma de manejar los conflictos. También te pones en su lugar y entiendes mucho mejor los fallos que pueda tener», explica.
El futuro dictará si él puede ser dentro de unos años uno de esos árbitros profesionales cuyo rostro se haga familiar para los seguidores del fútbol español. Él se lo toma con calma, pero también con la ambición de luchar por ese sueño. «Hay 42 árbitros profesionales y la competencia es máxima. Mi idea es hacerlo lo mejor posible en cada partido y en cada oportunidad que tenga», expone Fernández Buergo.



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