Un árbitro lucense fue agredido por el padre de un jugador infantil

Yecis Omal, un joven árbitro lucense, vivió anteayer en sus carnes una de esas escenas que, de vez en cuando, se dan en el fútbol y carecen de cualquier lógica. Dirigió un partido de categoría infantil -niños de 12 a 14 años- en la ciudad de la muralla, entre equipos del Polvorín y la Milagrosa. Y, a la conclusión del encuentro, fue agredido, presuntamente, por el padre de un futbolista del conjunto local. Recibió un golpe en la parte trasera de la cabeza cuando se retiraba hacia los vestuarios. Posteriormente, aguardó a que llegase la Policía para abandonar el campo. Por suerte, su integridad física no se ha visto seriamente dañada y ayer volvió a vestirse de corto. Ejerció como juez de línea en un par de choques en la provincia.
Yecis Omal, que fue jugador antes que trencilla, hace memoria para recordar lo sucedido a la conclusión del partido que arbitró el sábado en el Polvorín: «Había mucha gente cerca del vestuario cuando abandoné el campo. De repente, alguien me golpeó. Conozco a la persona que lo hizo, porque vive cerca de mi domicilio».
En medio del tumulto que se formó a la conclusión del partido, el colegiado encontró un apoyo que no se quebró durante los instantes de tensión. La presidenta del Polvorín le acompañó en todo momento, hasta que las fuerzas del orden hicieron acto de presencia en el campo para resolver la situación.
Radiografía
Después de recibir el impacto en la parte posterior de la cabeza y de que la tensión se rebajase, Yecis Omal abandonó el campo de fútbol y se dirigió a un hospital de lucense para hacerse unas pruebas médicas. «Cuando noté el golpe, giré el cuello de manera un poco brusca. Después, me sentí un poco mareado. Por ello, me sometí a una radiografía», explica el árbitro. Por fortuna, todo se quedó en una contusión y no hubo que lamentar daños mayores además del susto y al agresión física.
Después de haber pasado el mal trago que vivió anteayer, le ha llegado el momento de meditar sobre las medidas que va a tomar después del incidente. En principio, la idea de Yecis Omal es «denunciar» a su agresor ante la justicia. Así lo asegura el árbitro. Aunque, de momento, ha preferido continuar con el procedimiento a través de cauces deportivos: «Primero mandaremos el acta a A Coruña y después ya veremos». Lo afirma con tranquilidad, sin dejarse intimidar por la escena de la que fue protagonista el sábado.

Nunca antes, durante su corta carrera como árbitro, había experimentado el colegiado lucense una escena como la registrada anteayer en el campo del Polvorín. «Me había pasado lo normal, alguna protesta, algún insulto... Pero no una agresión», relata Yecis Omal. A pesar del incidente ocurrido en el Polvorín, mira hacia adelante para seguir ligado al mundo del fútbol como juez.

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