¿Qué ocurre si una falta directa acaba en autogol?

El reglamento del juego debe plantear todos los posibles escenarios que algo tan imprevisible como un partido de fútbol puede contener. Las faltas directas tienen una particularidad poco conocida.

Imaginemos, porque con un ejemplo es más sencillo, que un árbitro señala un lanzamiento libre directo tras una falta de un Equipo A. Todos tenemos claro que, dependiendo de la distancia y de los lanzadores, es una oportunidad importante de gol y que el ejecutante  del Equipo A podría disparar a portería del Equipo B sin que otro jugador interviniera antes. El problema viene si ese jugador, en lugar de disparar a puerta, cede el balón hacia su propio portero por ejemplo, con tan mala fortuna que, por descuido o por mala suerte, acaba el balón en su propia portería. ¿Sería gol?
Aunque a priori se podría pensar que se trataría de un gol en propia puerta y, por tanto, debería subir al marcador, el reglamento protege al equipo que recibió la falta y esa jugada de autogol significaría un corner en contra, y nunca tendría repercusión en el marcador. A no ser que en el camino del balón, tuviera contacto con otro jugador.
Es una jugada poco probable, pero los colegiados de nuestro fútbol están preparados para saber qué norma aplicar en cada supuesto del juego, por baja que sea su frecuencia de aparición.  
Noticia e imagen: http://www.rfef.es/

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