Manuel Vico Díaz, árbitro de fútbol

Los aficionados al futbol, le recordarán como Vico Díaz, árbitro de 1ª y 2ª división, en los años 80 y 90 pero, lo que tal vez muchos desconocen, es que sus orígenes están en Huelma.
Sus padres Jerónimo Vico Martínez y María Fuensanta Díaz Pérez eran naturales y vecinos de Huelma. Aquí se casaron y aquí nació el mayor de sus hijos Juan.
En la posguerra, Jerónimo y Fuensanta, como otros represaliados, tuvieron que marcharse del pueblo y empezar una nueva vida. Lo hicieron en Cantillana, provincia de Sevilla, donde el padre encontró trabajo en una finca agrícola.
Eran gente trabajadora y estaban bien vistos e integrados en esta localidad sevillana. Allí, en Cantillana, el día 15 de abril de 1951 nace Manuel, el segundo de los cuatro hijos que tendría el matrimonio Vico Díaz, después nacerían Pilar y José.
Residieron en Cantillana muchos años, y si el destino lo hubiera permitido, tal vez hoy en día permanecerían allí. Pero no pudo ser, porque sobre 1960 fallece el padre Jerónimo, y la madre Fuensanta, se encuentra de pronto sola y con cuatro hijos.
En esta tesitura, se plantean marchar a Cataluña, donde en aquellos tiempos era fácil encontrar trabajo. Así, cuando Manuel tenía once años se trasladan a Barcelona.
Manuel Vico asiste a la escuela, y ahí empieza su contacto con el mundo del fútbol, jugando al principio en equipos infantiles, y después en juveniles, hasta que cumplió los 18 años.
En este tiempo, por casualidades del destino, dentro de su grupo de amigos, se encontraba uno que se dedicaba al arbitraje, y fue quién le animó a iniciarse en esta profesión. Manuel no estaba muy decidido, pero su amigo le insistía:
- Tú te vienes y pruebas, que te gusta, pues sigues y si no, lo dejas.
Así lo hizo, y le gustó tanto, que se inscribió en los cursos de preparación y superó las pruebas pertinentes, sacando el título de árbitro en 1969. Debutando en infantiles en enero de 1970, en un partido entre Torre Baró y Badalona.
A partir de ahí inicia una carrera meteórica como árbitro de 1ª y de 2ª división.
Entre tantos partidos, de algunos de ellos conserva un especial recuerdo, como el que se celebró en Mayo del 94 entre el Real Burgos y el Real Betis, de Lorenzo Serra Ferrer (0-2) que elevó al Betis a 1ª División.
Vico Díaz Permaneció durante trece años en la élite del arbitraje, pitando un total de 142 partidos entre 1ª y 2ª división. Y a modo de curiosidad, en todos estos años mostró 659 tarjetas amarillas y 68 rojas.
Ha conocido a muchos jugadores de élite, como Gordillo, Fernando Hierro, Michel, Quique Sánchez Flores, el brasileño Leonardo, el yugoslavo Penev, o el mexicano Hugo Sánchez, a quien arbitró cuando fue pichichi en temporada 89-90, teniendo buena relación con ellos, ya que según él, en la distancia corta, estos futbolistas son gente normal y corriente.
Recuerda algunas anécdotas divertidas, como su debut como juez de línea en un Betis-Tenerife, en que iba con Luque Jiménez. Estaba cumpliendo el Servicio Militar, tenía 22 años y el pelo muy corto, lo que le daba un aspecto tan juvenil que el encargado del campo no le permitió acceder al mismo, ya que lo veía demasiado joven y no creía que fuera el linier, tuvo que intervenir el árbitro para que le dejaran entrar en el campo.
Otra anécdota que recuerda, es un año que se vino a Huelma con su hermana Pilar, de vacaciones, a la casa de sus abuelos, en la calle Almodóvar. Era la feria de Agosto, y se celebraba un partido de fútbol entre el Huelma y el Torredonjimeno. Él era ya árbitro de 2ª A, semiprofesional, y no podía pitar ese partido, pero un tío suyo insistió tanto que no pudo decirle que no y se dejó convencer. Comienza el partido con normalidad, pero las cosas se fueron complicando de tal manera que tuvo que expulsar a un jugador de Huelma y pitarles un penalti. Alguno de los asistentes se enfadaron, y él recuerda con humor, como en un momento determinado, vio a su hermana que, armada con un bolso, golpeaba a los que le increpaban. Se armó una buena dice, pero al final las aguas volvieron a su cauce y él se fue por la noche al baile a disfrutar de la feria.
En 1995, cuando contaba 45 años se retiró del arbitraje, pero continuó muy vinculado al mundo del fútbol.

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