La calma interior

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Al preguntarle a un árbitro por sus deseos de año nuevo, lo primero que me dijo fue “estar en paz, aunque en años pasados logré cumplir mis objetivos, no siempre los disfrute porque había mucha inquietud dentro de mí. Este año solo deseo tener paz en mi vida”. Así como en él, la paz interior debe ser la prioridad en todos los silbatos máxime cuando se hace necesaria en el juzgamiento deportivo para mantener el equilibrio en el momento de tomar decisiones correctas y para no depender de los demás ni de lo que pase alrededor.

Irradie bienestar

Cuando se está en paz, el bienestar trasciende independientemente de lo que ocurra en el entorno, para lograrlo el árbitro no se debe medir por lo que consigue ya que si lo hace, puede caer en la tentación de poner su ego en primer lugar, sentirse especial y esclavizarse a tener que ser exitoso todo el tiempo; o por el contrario, desvalorizarse por sus errores. Lo mejor que puede hacer en estos casos es tratar de sacar una enseñanza de cada situación y no considerar “tan” importante todo lo que le suceda, sino considerar valioso el mensaje que le queda; pensando así, todo lo que haga dentro de un terreno de juego será único, más allá de lo que se considere bueno o malo.

Expresiones necesarias

Nada les quita más energía a los silbatos que tratar de defender a toda costa que siempre tienen la razón porque eso los deja “ad portas” del conflicto, esto no significa dejar de sancionar lo que se cree, sino permitir que los otros tengan su propia versión de las situaciones que suceden en los encuentros y no creer que la suya es la única verdad. El ego de los jueces siempre quiere más, más nombramientos, mas fama, más status, y cuando más tienen, más ocupados están y menos espacio se le deja a la paz; es por esto que el árbitro deberá aprender a decir “basta, hasta aquí y no más” pues son expresiones necesarias para mantener el bienestar interno.

Agradezca y olvide

Antes de cada partido se deberá dedicar uno minutos para agradecer e imaginar cómo le saldrá el encuentro, deberá ingresar al campo de juego sólo con los buenos recuerdos, ya que si se acuerda de los problemas personales, económicos o amorosos los resultados no va a ser muy buenos. Igualmente, deberá agradecer por los favores recibidos para despertar emociones y pensamientos positivos que dan bienestar y alejan de lo negativo; adicionalmente, deberá aprender a cuestionar y analizar los juicios para no hacerlo de forma apresurada, pues esto le puede nublar la mente y no le permitirá terminar bien los partidos.

Un viaje completo

Si se quiere recorrer con éxito el camino que lleva a la paz interior, se tienen que desmontar algunos de los obstáculos personales que atenazan, como el miedo al futuro y las lamentaciones por el pasado. El viaje completo a la paz interior significa que también se tendrán que superar los baches de la envidia de propios y extraños, los desvíos de la impaciencia, las calles sin salida de la terquedad y los puentes helados de la rigidez. La marcha hacia la paz personal la deberá hacer un árbitro antes de comenzar una temporada pues al emprenderla se olvida de lo pasado y se rediseña para empezar cada año de nuevo.

Artículo escrito por Jose Borda 

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